Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado

Esta semana hemos conocido la noticia de que el hasta ahora dirigente del PP en el País Vasco, Santiago Abascal, abandona este partido por serias e insalvables diferencias con la forma de gobernar que están llevando a cabo Mariano Rajoy y sus ministros. Abascal tiene 37 años, lleva prácticamente 20 en las filas populares, y reconoce que la salida de María San Gil del PP fue la primera noticia que le hizo plantearse su futuro político lejos de la calle Génova.

 

Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado

Al proponerme hacer un análisis lo menos apasionado posible de los dos años de gobierno de Mariano Rajoy en La Moncloa, les confieso que es complicado abstraerse y dejar a un lado la profunda indignación, la repulsa y la sensación de asco que me sigue produciendo ver en libertad a asesinos etarras, violadores reincidentes y otra chusma infecta sin arrepentir, gracias a la Justicia y a la casta política, que tanto montan. Indignación, repulsa y asco que deberíamos sentir todos los españoles, y lo que nos debería sacar a la calle no en manifestación, sino en colapso de país, para obligar a rectificar bajo amenaza de cerrar España por derribo. Y es que, queridos amigos, no se puede vivir con tanta indignidad.

Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado

Lo que ha ocurrido en los últimos días en la capital de España con la huelga de las basuras resume casi a la perfección lo que es el sistema político en el que vivimos, este Estado liberal democrático de partidos, en el que los ciudadanos tenemos básicamente un papel, el de pagar impuestos y callar, y unas pocas minorías autoelevadas al poder se encargan de recoger los beneficios, cuando los hay, o de gestionar, las más de las veces, la ruina nacional.

Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado

 

Cuando en un país uno tiene que explicar que las empresas tienen un fin social es que algo no marcha bien. El liberalismo, la doctrina que triunfó tras el fin de la II Guerra Mundial, ha tenido desde entonces tiempo para adoctrinar a la población en dos ideas básicas. A saber: que la empresa privada siempre está mejor gestionada que la pública y que la primera tiene como único objetivo la obtención de beneficios. Cualquiera de estas dos ideas es falsa aunque su apariencia sea la de una verdad constatable, incontestable.

Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado

Les confieso que me siento ridículo hablando hoy de otra cosa que no sea la indignación que sentimos todas las mujeres y hombres de bien por la traición que las fuerzas vivas del Sistema (léase casta política, casta judicial, casta empresarial y sindical, y casta periodística) están perpetrando contra España. Me siento tan ridículo que, poniendo mi conciencia, como siempre hago, por delante de cualquier otra circunstancia, no lo voy a hacer: no voy a hablar de otra cosa que de lo que hay que hablar.