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Mariano Rajoy y José María Aznar.

 

La mediocridad de los tiempos que nos ha tocado vivir, y de sus protagonistas políticos, hace que las viejas glorias, aunque presenten en sus currículos más sombras que luces, enseñen la patita de cuando en cuando, en la seguridad de que, con poco que hagan, volverán a ocupar las más altas responsabilidades. Ha pasado en Francia, donde Sarkozy ha vuelto para intentar recomponer una derecha moderada que simplemente se ha volatilizado, o en Grecia, donde al margen de lo que ocurra hoy, tuvo que volver Papandreu a dar oxígeno al socialismo moderado. 

 

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Josu Uribetxeberria Bolinaga, en Mondragón (Guipúzcoa). | Foto: Atlas

 

Vivimos en el tiempo de los eufemismos. De llamar a las cosas con nombres raros o inventados. Intentado dulcificar o maquillar realidades. Pero las cosas tienen una naturaleza, son como son; y al final, de poco valen las maquinaciones de manipuladores y acomplejados.

 

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Para que tengan Vds. claras mis cartas desde el principio, yo no soy Charlie Hebdo. Les he hablado en este programa muchas veces de la exigencia de responsabilidad en un periodista. Los que nos sentimos orgullosos de pertenecer a esta profesión somos los que más cuidamos los límites de la libertad de expresión, que nunca puede ser un derecho absoluto. Son precisamente la escoria de la profesión, los que usan este oficio para medrar o alcanzar notoriedad, los que pretenden convertir en absolutos derechos que, siendo importantes, necesariamente deben tener límites. 

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Ayer murió Bolinaga. Nada que celebrar. Ha muerto en su casa, rodeado de los suyos. Sus tres asesinatos probados y el secuestro de Ortega Lara le han salido muy baratos. Morirnos, nos morimos todos, y todos tenemos familiares, amigos y enemigos. Siempre habrá alguno de estos últimos dispuesto a descorchar una botellita el día que doblemos. Nada que celebrar, por tanto. En todo caso...mucho que lamentar. 

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Lo sucedido esta semana en Francia, principalmente por su alarma social, no es nuevo ni debe extrañarnos o cogernos por sorpresa. Y no por lo que se apresuran a decir todos los prebostes de los medios a la luz que ofrecen las hemerotecas. No, no es porque ya tuviésemos atentados islámicos antes en Europa, en España concretamente, en Inglaterra, en Alemania, en Francia... no. Es porque Europa no ha hecho nada para contener la amenaza islamista salvo juegos de distracción para no reconocer que las políticas multiculturalistas eran un engendro de débiles mentales para no poner tope a la invasión coránica.