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Los medios extranjeros hablan de generación perdida en España

GENERACIONES BASTARDAS

(El hedonismo contra España).

        

       Decía Ortega que cada 15 años se produce una nueva generación intelectual. Bien, hoy, en el año 2014, tenemos que retroceder 30 años, hasta 1984, para darnos cuenta de que llevamos dos generaciones bastardas, y no me refiero a una bastardía genética por nacimiento extramatrimonial, no, me refiero a una bastardía mucho más profunda y delicada, la bastardía espiritual.

       Las dos últimas generaciones no han sido fieles a la herencia espiritual que secularmente llevamos recibiendo los españoles.

       Cierto que según las tendencias las aplicamos de una manera u otra y, a veces, unas contra otras, pero siempre hemos tenido muy claro los conceptos de FAMILIA, ESCUELA Y TRABAJO como núcleos de formación y convivencias de las personas, todo dentro de un marco superior orgánico que es la NACION y, por supuesto,  para los que creemos en lo emocional y en lo eterno, LA PATRIA.

       ¿Qué sucede hoy día? Que nada nos une con el pasado, es más, todo es chocante, toda unión se considera agresión que debe ser destruida. Pero como no hay fundamentos biológicos para destrozar esa relación se acude a lo científico y sociológico desde la mentira. Se esconden valores positivos, se niegan las virtudes y se inventan falsedades como la comodidad y los derechos. Una comodidad que ha convertidos a las personas en animales con tres únicas funciones vitales para satisfacerse, comer, beber y sexualizarse. Esto, como he citado antes, son las tres únicas funciones que debe cumplir cualquier animal de cualquier especie, en cualquier época y en cualquier lugar del mundo. Las virtudes como el HONOR, la DIGNIDAD, la JUSTICIA, la LIBERTAD, la FE, la ESPERANZA, la TEOLOGIA y la ESPIRITUALIDAD, han sido sustituidas, como hizo el bíblico Jacob, por un plato de lentejas. De la misma forma en que Jacob renunció a la herencia de sus padres por una simple legumbre, hoy, en 2014, nos damos cuenta de que hemos renunciado a la rica herencia de siglos de historia de España por una legumbre infectada de sionismo y corrompida de masonería que es la democracia.

       La democracia, como mecanismo político, no es mala ni es buena en sí misma, pero las democracias implantadas en todo el mundo desde 1945 hasta la actualidad son un verdadero crimen contra la humanidad, y a las pruebas me remito.

       El antes citado Ortega y Gasset también decía que ninguna especie se podía desnaturalizar a sí misma menos la humana, que un caballo no se podía “descaballizar” o un tigre “destigrar”, pero la humanidad si puede deshumanizarse, y eso es lo que han hecho las democracias con la humanidad, deshumanizarla.

       La Patria, que es su ejemplo más práctico, se basa en recibir la herencia de los padres para mejorarla y entregársela también como herencia a sus hijos para que estos hagan lo mismo, y así de generación en generación. Pero hace tiempo que esa herencia ha sido despojada de la persona junto a la espiritualidad. Al arrancarnos la Patria nos hemos desarraigado de toda conducta de cultura positiva y al arrancarnos la espiritualidad hemos renunciado a toda emoción y sentimiento ¿qué nos queda?...el interés individual y el egoísmo ¿Para qué complicarnos la vida teniendo y criando hijos?, ahí tenemos el aborto. ¿Para qué complicarnos la vida cuidando a unos viejos que aunque sean nuestros padres no sirven para nada y encima producen gastos y molestias?, ahí tenemos la eutanasia. ¿Existe alguna deshumanización mayor y mayor crimen contra la humanidad que matar a nuestros padres una vez envejecidos y matar a nuestros hijos aún en los vientres de sus madres?

      “La Nación es como una Iglesia o una sociedad, es un producto del alma y de la voluntad humanas; es un producto espiritual. Y en el mundo actual hay hombres que pensarían cualquier cosa y harían cualquier cosa antes que admitir que algo puede ser un producto espiritual.”

-G.K. Chesterton.

       Sin duda alguna, la definición de Nación y la razón espiritual de Patria, mencionada por el filosofo y escrito británico y católico antes citado es magistral, no sólo por definir, sino por demostrar que el gran objetivo de los modernismos, progres, libre pensadores y demás pandilla de peligrosísimos gilipollas, es negar la espiritualidad de la persona para dejarla reducida a unos cuantos kilos de carne dispuestos a satisfacerse a cualquier pecio. Pero ese precio está en manos de los mercados, y los mercados en manos de las clases dirigentes democráticas que, a cambio de esas satisfacciones letales como la droga, el sexo desordenado y la tecnología deshumanizadora,han reducido a la persona al más mísero y miserable de los animales, el animal manso, pastueño y agradecido, ejemplar único en la naturaleza, porque la naturaleza es Obra de Dios y nunca podrá ser democratizada.

       No creo que tengamos que hacernos las tópicas preguntas:¿se puede, se debe recuperar a España como Nación y como Patria? Porque la respuesta es única ¡SÍ!. Tampoco debemos preguntarnos cómo y por qué, la respuesta también es única: a España debemos recuperarla los españoles, pero para que esto suceda los españoles debemos recuperar la emoción de la Patria, la vuelta a los aromas clásicos del pan nuevo y la leña en los hogares, la tensión del espíritu en la lucha por la Justicia, la Fe en el bien común, olvidarnos y rechazar el hedonismo, poner la moral por encima de la Ley, el Trabajo encima del dinero, la Persona antes que la economía y tener FE en nosotros mismos como españoles, porque ningún pueblo que no se valore, podrá jamás hacer cosas valiosas. El Bien Ser debe imperar sobre el Bien estar, el valor, el riesgo, el compromiso en causas nobles y, por qué no, la muerte en acto de servicio y, por qué no decirlo también, la muerte del traidor, porqué cuando a morir se refiere, es preferible el puñal con que se mata que el puñal con que se muere.

 

Carlos Rodriguez.

 

Jefe Nacional del Sindicato TNS

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Quienes se empeñan en falsear groseramente la Historia de España (con creciente riesgo de ponerse en ridículo), afirmando poco menos que sólo desde el advenimiento de la democracia liberal parlamentaria ha logrado España un grado suficiente de paz, prosperidad y progreso, deben estar pasando, ciertamente, por una mala racha. Porque sostener esa grosera mentira, que se da de bruces con lo que realmente ha ocurrido en España, en medio del actual carajal en que se ha convertido nuestra amada patria, requiere, indudablemente, de un intenso ejercicio de hipocresía.

 

Se nos alecciona, a quienes no tragamos con las mentiras de consenso, en el noble arte de la democracia participativa (esto es, en acudir a las urnas cada cuatro años) mientras observamos cómo: ni hay separación de poderes, ni hay independencia de la Justicia, ni hay control de los principales poderes del Estado, ni hay rastro de la presunta igualdad ante los tribunales de la que hablaba incluso el anterior monarca. Es decir, no se cumple prácticamente ninguna de las condiciones objetivas que debe tener una democracia para serlo.

 

Pero es que por si fuera poco, aquellas instituciones cuya existencia se justifica en la defensa de los más débiles, como puede ser por ejemplo el colectivo de víctimas del terrorismo, no sólo no cumplen casi nunca con su deber, sino que, al contrario, acostumbran a defender al reo descaradamente y, a la vez, menosprecian el dolor de las víctimas, demostrando una falta de sensibilidad verdaderamente espeluznante.

 

Es el caso del magistrado de la Audiencia Nacional, José Ricardo de Prada, que esta semana se ha atrevido a hacer afirmaciones que, a pesar de los pesares, han causado verdadero estupor. Decía De Prada que las penas que se imponen a los asesinos terroristas son "altas y desproporcionadas" y que hay un régimen de cumplimiento de penas "totalmente desigual al del resto de presos". No contento con eso, añadió también que no es exigible que los asesinos pidan perdón a las víctimas y que ese perdón implique una necesidad de arrepentimiento.

 

Los disparates no pueden ser más grandes. Son palabras que causarían vergüenza ajena dichas por un ciudadano normal; pero es que dichas por un juez de la Audiencia Nacional (tribunal creadoex profesopara juzgar crímenes terroristas o de narcotráfico) resultan sencillamente alucinantes, y por supuesto indignantes.

 

En primer lugar, es muy grave que un magistrado de la Audiencia Nacional no comprenda la diferencia entre un asesinato terrorista y cualquier otro tipo de crimen. Su pretensión de hacer tabla rasa con todos los presos, como si todos los delitos tuvieran la misma gravedad, es un disparate inconcebible en alguien que tenga terminada la carrera de Derecho, como se le presume a este individuo. En segundo lugar, quitar valor e importancia a la petición de perdón por parte de los asesinos es un verdadero insulto a las víctimas del terrorismo, a sus familias y, por extensión, a la propia memoria de todos los asesinados por ETA.

 

Con declaraciones como éstas, con magistrados así, ¿cómo podemos esperar que realmente pueda acabarse con la lacra del terrorismo en España? Casi siempre criticamos a los políticos, a su debilidad, a su inacción, a veces incluso a sus devaneos con el entorno etarra y separatista. Pero pocas veces reparamos en estos otros actores, los jueces, no precisamente secundarios, que lejos de luchar decididamente para derrotar a los asesinos y reescribir correctamente la historia reciente del terrorismo, se dedican a hacerles (al menos, indirectamente) el caldo gordo.

 

Las vergonzosas declaraciones ya han sido respondidas, entre otros, por la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, quien aseguró que lo que es desproporcionado es el número de víctimas del terrorismo, y el número de crímenes que continúan sin ser aclarados. De eso es de lo que tienen que ocuparse los jueces españoles: de hacer bien su trabajo, de luchar contra el delito y de que los delincuentes paguen en la cárcel por lo que han hecho, por las vidas que han destrozado y por las familias que han roto. Eso es lo que esperamos los españoles si de verdad tenemos que creernos que, como nos dice la casta, sólo la democracia es el sistema que nos garantiza la paz, la prosperidad y el progreso.

 

Y hoy preguntamos a los oyentes de Sencillamente Radio: ¿consideran a los jueces culpables, al menos en parte, de que España no haya conseguido aún acabar con la lacra del terrorismo?

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 Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 12 horas en esa emisora en el 918 de AM, 93,50 de FM e Internet: http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.

 

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Dejando aparte las acciones jurídicas que tuviesen que llevarse a cabo y que, en ningún caso, pueden considerarse insalvables, el proceso de nacionalización de la banca llevaría aparejadas la toma de decisiones en ciertas materias. Digo que en ningún caso pueden ser consideradas de insalvables puesto que es la soberanía nacional lo que está en juego, el buen gobierno de la nación y la prosperidad de sus ciudadanos.
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Os comunicamos que hemos incorporado durante estos días:

 

Intervenciones de Jesús Muñoz en Radio Inter en nuestra sección

TNS en la Inter  http://www.sindicatotns.es/tns-en-la-inter.html

 

Así como nuevos artículos de otros colaboradores en nuestra sección Artículos  http://www.sindicatotns.es/articulos.HTML 

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MARIANO RAJOY Y ARTUR MAS EN LA MONCLOA

Según se ha sabido en las últimas horas, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha dicho un rotundo NO al presidente catalán, Artur Mas, en relación a la posibilidad de que se celebre una consulta sobre la independencia de Cataluña, sólo para los españoles que viven en esa región, en 2014. Rajoy considera que esa consulta no cabe en la Constitución española y, por tanto, mantendrá abierto un diálogo con Mas, pero sin traspasar en ningún caso los límites legales establecidos actualmente.