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El 11 de septiembre de 2013 varios diputados secesionistas participaban en un acto de exaltación independentista en el Centro Cultural Blanquerna de Madrid, con motivo de la fiesta de la comunidad autónoma de Cataluña. Blanquerna es una librería que sirve de delegación de la Generalitat en la capital de España, motivo por el que los nacionalistas la consideran provocativamente la "embajada" de Cataluña en Madrid.

 

El acto fue interrumpido durante unos 90 segundos por un grupo de personas que accedieron al local exhibiendo banderas de España y coreando consignas en favor de la unidad nacional. Durante la breve protesta no se produjo ninguna agresión pese a la tensión vivida a resultas de la actitud de uno de los diputados nacionalistas, que tuvo que ser retenido por varios de sus compañeros cuando trataba de golpear con una barra de hierro a los participantes en el escrache.

 

El único daño material que se produjo fue la rotura del cristal de una de las puertas de acceso, cuya reparación fue costeada por los responsables de la rotura.

 

Estos son los hechos. No hay más. Pueden verse las imágenes. Lo demás forma parte de la literatura victimista empleada habitualmente por los secesionistas.

 

Por estos hechos, tras un larguísimo proceso judicial plagado de irregularidades, el Tribunal Supremo ha condenado a los 14 participantes en la protesta a penas de prisión de hasta dos años y nueve meses. Conforme a estas condenas, los 14 entrarán en la cárcel.

 

La condena es tan desproporcionada que, inevitablemente, debe ser calificada como injusta al compararla con infinidad de hechos más graves y que no han finalizado con condenas similares. Recordemos, como muestra, el asalto a la capilla universitaria de Madrid protagonizado por la que después fuese concejal; las agresiones a la policía en la convocatoria "rodea el Congreso" de 2013; o, más recientemente, las agresiones a los asistentes a los mítines de varios partidos no nacionalistas en las elecciones gallegas y vascas.

 

A diferencia de todas esas otras, en la protesta de Blanquerna no se coreó ninguna consigna de odio. Todo lo contrario. "Catalanidad es Hispanidad", "No nos engañan Cataluña es España" y "Ser español es un orgullo". Esas fueron las consignas.

 

Parece que en España se sanciona con mayor severidad la defensa de la unidad nacional que las intentonas golpistas para romperla.

 

Luz Belinda Rodríguez

 

Publicado en El Diario de Almería

https://www.diariodealmeria.es/opinion/analisis/caso-Blanquerna_0_1491450858.html?utm_source=whatsapp.com&utm_medium=socialshare&utm_campaign=mobile_amp