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Si estás leyendo esta reflexión atraído por el título, una de tres, o bien eres de los que, como un servidor, piensas que hay muchas y variadas intenciones detrás de este objetivo primordial del sistema y estás interesado en el tema; o bien hasta ahora no te habías planteado que hubiera premeditados objetivos políticos, sociales y de control aparte de los meramente económicos, y sientes curiosidad por conocer mis argumentos; o bien piensas que ésta es una más de las teorías conspiranoicas de los extremistas y has sucumbido a la humana necesidad del fisgoneo de ver que locuras decimos los “ultras”, para luego intentar rebatirlas en tus conversaciones de terraza con mascarilla, o en tus reflexiones liberalotas, o en tus mensajes en redes sociales defensores del mundo chupi guay globalizador en el que hemos tenido “la suerte” de sobrevivir.

 

No voy a perder el tiempo en rebatir las ventajas que nos presentan los globalizadores de un mundo sin dinero, o mejor dicho, un mundo con dinero de plástico o cibernético por dos razones principales. La primera que ya circulan por ahí demasiados artículos y reportajes de lo “maravilloso” que sería un mundo sin dinero en efectivo como para yo hacerte perder el tiempo en tener que desmentir sus argumentos pueriles, y la segunda, que a mí no me gusta nada el mundo con dinero en efectivo tal y como lo conocemos, así que es imposible defender aquello que se detesta, pero una cosa es ser contrario al mundo actual y sus maldades, y otra muy distinta el tolerar que nos impongan “soluciones” aún más perjudiciales que los males actuales, y la eliminación del dinero en efectivo sería una de esas soluciones intolerables.

 

Eso sí, uno no puede abandonar la tentación de desmentir esa máxima tan manida por el sistema de que eliminar el dinero en efectivo se hace para acabar con la delincuencia, la corrupción, la defraudación fiscal, etc. Y más sabiendo que quienes defienden desde las instituciones esta desaparición de billetes y monedas son los mayores delincuentes, corruptos y defraudadores que existen. Además, como si el robo, el atraco y la estafa hubieran nacido con el dinero en efectivo y, por lo tanto, desaparecerían con él…Como si no hubiera ya infinidad de tipos de delitos de robos y estafas relacionadas con pagos de tarjetas bancarias o similares o de vaciado tecnológico de cuentas corrientes sin necesidad de robarte la cartera en el metro o de atracarte en una esquina…Como si el robo cibernético no se hubiera convertido, para los chorizos, en un delito más fácil, seguro y cómodo de perpetrar que el robo tradicional, y, para la víctima, más difícil de detectar, subsanar y defenderse de él, que el robo o la estafa de efectivo de toda la vida.

 

Así que vayamos con los principales objetivos de quienes pretenden acabar con el dinero en efectivo y que, como siempre ocurre, son jaleados y aplaudidos por la inmensa mayoría de los lobbies económicos, políticos y mediáticos. Voy a enumerar y desarrollar de manera muy resumida cuatro de ellos, sin dejar de reconocer que puede haber muchos más y que existen derivadas de cada uno de ellos.

 

1.- No hay que ser un lince para ver claramente como la eliminación del dinero en efectivo acarrearía la desaparición no sólo de infinidad de puestos de trabajo, sino de innumerables oficios y profesiones relacionados con el uso de billetes y monedas, uso que se pretende erradicar para “ahorro de costes”. Entre estos puestos de trabajo y profesiones están desde la fabricación, distribución, almacenaje, custodia, etc del dinero en efectivo, a los de todo el personal que trabaja de “cajeros” bien en entidades bancarias y financieras, comercios y establecimientos, organismos públicos con “caja”, etc.

 

2.- El eliminar el efectivo y su sustitución por el dinero de plástico (pago por tarjeta) o por internet, supondría, ya lo está suponiendo, el tener un control absoluto de todo lo que hacemos. Si hasta ahora, sacabas dinero del banco o recibías dinero en efectivo y pagabas en efectivo, mantenías cierta intimidad ante la intención del gran hermano de saber fácilmente lo que haces con tu dinero. Con la eliminación del efectivo se hace público para quien puede revisar tus cuentas, que son muchos más de los que crees, todo sobre tus ingresos, cuantías, fechas, conceptos, procedencias,… y, sobre todo, el ojo que todo lo ve lo sabrá todo acerca de tus gastos y con ellos tus aficiones, tus necesidades, tus gustos, saber lo qué compras o consumes, cuándo lo haces, dónde lo haces, en qué cantidad, con qué frecuencia, con quién vas (si esa persona, por ejemplo, suele pagar o comprar también el mismo día en el mismo establecimiento que tu o intercambiáis Bizum tras unas cañas), cuando tienes “pasta” en tu cuenta y cuando estás “a dos velas”…

 

3.- El acabar con los billetes y monedas hará que, definitivamente, el dinero ya no salga del circuito bancario. Si tu nómina, pensión, prestación o simplemente regalo o ayuda que te daba o prestaba alguien, la percibías en billetes o monedas, o lo convertías en efectivo yendo al banco a sacar dinero por ventanilla o en un cajero automático para su uso cotidiano, ese dinero quedaba momentáneamente fuera del control del banco y no podía “trabajar” con él, es decir no podía invertir con él, ni especular, ni entregar tarjetas Black a sus directivos, ni dárselo a fondo perdido o a cambio de prebendas a partidos políticos, etc, vamos lo que hace la banca, Pero si el dinero, con la desaparición del efectivo, sale de la cuenta bancaria de alguien, tu pagador, para ir directamente a otra cuenta bancaria, la tuya, y, a su vez, los pagos de tus gastos, recibos, compras, etc, van directamente a otras cuentas bancarias, el dinero estará SIEMPRE en la banca, quizás no en la misma entidad bancaria (pero tranquilo que también se están encargando con constantes fusiones bancarias de que cada vez haya menos entidades), pero siempre permanecería en el circuito bancario, siempre quedaría en manos de los de siempre.

 

4.- Si para finalizar, tu dinero, poco o mucho, lo tienes exclusivamente en el banco y el poco efectivo que puedas haber conservado apenas lo puedes gastar ya que cada vez habrá menos lugares donde lo admitan (además presionarán a los que aún lo admitan a que no lo hagan, ya han empezado por “ley” con la crisis del coronavirus), quedarás a merced del sistema para que pueda hacer lo que quiera contigo en cualquier momento, ¿Cómo?, pues bloqueando temporal o definitivamente tus cuentas con cualquier excusa o normativa interna (ya lo hacen, por ejemplo, si la copia de tu DNI que figura en tu banco está sin renovar). Si ahora ya “se caen” las webs y las aplicaciones informáticas de los bancos y supone un fastidio o un problema agobiante, según el caso, o no se puede operar en los cajeros automáticos por averías o caídas de línea, o las tarjetas no funcionan temporalmente, esas “incidencias” puede suponer que no puedas comprar ni siquiera los productos básicos o de primera necesidad, pagar tus recibos de luz, gas, telefonía, internet, agua…ya que todo esto se haría exclusivamente por medio de una cuenta bancaria o unas tarjetas asociadas a ella inoperativas por el tiempo que el sistema quiera que estén inoperativas, aunque tengas dinero en ellas (o precisamente por eso). Y ya no digamos si el sistema ha detectado que eres un elemento peligroso o al menos molesto para él (recuerda que según hemos dicho en el punto dos sabe, gracias al control absoluto que tiene de tus gastos e ingresos, a lo que te dedicas en todo momento), entonces, querido lector, date por jodido.

 

Es muy posible que, aparte de estos cuatro objetivos arriba mencionados, haya más fines buscados por el sistema globalizador para eliminar el dinero en efectivo, y también es posible que tú mismo conozcas alguno más, pero básicamente estos son los principales y más evidentes.

 

También es posible que, dependiendo quien lea estas líneas, reflexiones como estas ideas, pese a su evidencia, sean consideradas como disparatadas o conspiranoicas, o, por el contrario, refuercen tus temores o inquietudes, e incluso pueden abrir los ojos y remover conciencias de lo que quieren hacer con nosotros a los que jamás se habían planteado estas estrategias globalizadoras. Pero de lo que no hay duda es que el sistema no da puntada sin hilo, que aprovecharán cualquier excusa, crisis o circunstancia política, social o sanitaria para seguir cumpliendo sus siniestros objetivos y que siempre te lo presentarán como que “lo hacen por tu bien y tu comodidad”. Y seguro que muchas de sus víctimas lo aplaudirán como locos, no sé si a las 8 de la tarde desde sus balcones en su arresto domiciliario propiciado por su creciente síndrome de Estocolmo.

 

Pero también es seguro que a algunos nos tendrán siempre enfrente, así que si no lo has hecho ya, sólo te falta elegir bando, el de la inhumana globalización que te roba la libertad mientras te vende que eres más libre, o el de los hombres y mujeres portadores de valores eternos.

 

Jesús Muñoz