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Cierto. Ya son muchos años, demasiados, los que nuestra Patria ha ido metabolizando toda una serie de actos de maldad, de traición y de cobardía, todo en nombre de la llamada democracia, ese sistema estúpido creado por y para que una “clase” política nefasta destruya  en todos los sentidos a toda una nación.

España, después de derrotar al comunismo en una terrible guerra civil que,  aunque la nueva era democrática nos quiera hacer creer que fue provocado por el malvado Franco, por los falangistas y por todos los que no quisieron admitir aquel régimen asesino de la segunda república, en el que los más bajos instintos humanos llenaron de sangre las calles, las tapias de los cementerios,  sangre de los que no quisieron el comunismo degradante, sangre de religiosos, de patriotas, de inocentes…de aquella sangre y de la lucha de los valientes surgió el régimen franquista. El levantamiento de las tropas franquistas, entre otros, terminó con la destrucción de templos cristianos, con los expolios de nuestras obras de arte, con los crímenes contra los llamados “fascistas”, con la tortura de curas y monjas.

A duras penas España fue poco a poco recuperando su dignidad, su alegría y fue saliendo del pozo de la miseria. Aquellos políticos del régimen franquista estaban muy ocupados sacando a nuestra Patria de la miseria.

Pasando los años España llegó a alcanzar el llamado “estado de bienestar”, con una clase media muy extendida y con cada vez menos diferencias sociales entre españoles.

Aun en aquellos años 50, 60, 70… España creía en sí misma, los españoles se sentían orgullosos de serlo, se respetaban nuestros símbolos, se profesaba nuestra Fe católica, los separatismos destructores no se atrevían a salir de sus madrigueras…

Sin embargo, el mal, el odio a España, el ansia de destruirlaestaban latentes esperando la debilidad para aprovechar la ocasión de resurgir.

También la victoria de los “buenísimos” aliados en la II Guerra Mundial, con sus mentiras, sus planes judeomasónicos, más perfeccionados que nunca, han jugado un papel tremendamente importante para que España, Europa y el mundo, hayan llegado a los niveles de deshonor y cobardía actuales, fruto del liberalismo más salvaje impuesto por el NOM.

Desde el fin de nuestra guerra civil y luego desde el final de la II Guerra Mundial, los males nacionales y mundiales han ido echando raíces, unas raíces profundas, completamente enmarañadas y prácticamente imposibles de erradicar. Las raíces podridas de un tumor letal.  El mal en todas sus formas, marxismo alienante, liberalismo egoísta, pérdida de identidad de las naciones y de las personas, destrucción de la familia para sustituirla por extraños engendros promovidos por los nuevos amos del mundo, la fe católica perseguida, tergiversada por los nuevos falsos profetas…

Mientras tanto, los incautos ciudadanos se dan por contentos creyendo en la falsa libertad de una democracia cenagosa y engañosa:

– Esa que dice que se puede escoger ser hombre, mujer, o trans.

– Esa que pone en tus narices la riqueza material pero que solo conseguirás si vendes tu alma y a veces ni así.

– Esa que nos está demostrando con su gestión en la reciente pandemia, lo que importa realmente el pueblo a los “señoritos” de los escaños, no han podido dejar más claro que para este sistema homicida sobra quien no entre como corderito dócil en el rebaño.

– Esa que nos ha dejado tan claro que sobra  quien ya no sea “rentable”, quien no consume y quien no produzca. La matanza de nuestros viejos ha sido y sigue siendo aterradora.

– Esa que ha disfrazado de legalidad la masacre de criaturas en los vientres maternos.

– Esa misma que demuestra que todo, hasta lo más sagrado, puede ser comprado y vendido. Todo es mercancía.

– Esa que ha convertido algo tan fundamental para la realización humana como es un trabajo digno en puro mercantilismo. Este régimen ha hecho del trabajo mercancía escasa y ha ” legalizado” las condiciones laborales esclavas.

– Esa que siguiendo ordenes globalistas nos convencen de que nuestra raza, la raza blanca, es culpable de todo tipo de crímenes y abusos. Les falta explicar porqué los países poblados por negros nunca han conseguido logros históricos, científicos, literarios o de cualquier otro tipo, ocupando territorios de suelos ricos.

– Esa que enaltece a los delincuentes, traidores, asesinos y a toda la basura destructora y persigue a quien se oponga al “régimen”. Al fin y al cabo ya tienen en sus filas jueces, fiscales y a toda la judicatura, que obedece como marionetas a su jefe político. La justicia se ha ido a la mierda.

– Esa que se nutre de la “palabrería liberal” de la que hablaba José Antonio Pimo de Rivera, palabrería, discursos, tíos/tías y tíes que se alzan como peleles sobre sus escaños, esos que pagamos los del “pueblo” con nuestro sudor para que todos ellos se hagan millonarios haciendo que nos defienden y luchan para que podamos tener un trozo de pan que llevarnos a la boca, y, para mayor grado de estupidez, agradecidos a estos “benditos” políticos que tanto hacen por nosotros, lo dan todo por nosotros, ese es el chiste, que maldita la gracia que tiene.

Lo terrorífico es que todos estos males de España ya no son extirpables ni con una cirugía definitiva. La metástasis ha hecho de las suyas, se ha extendido por todo el tejido moral de los españoles. Sin ese soporte moral  estamos preparaditos y dispuestos a creer en cualquier imbécil, en cualquier cobarde, en cualquier manipulador que prometa pan y circo (telebasura). El que más mienta, más manipule, más salga en los medios diciendo las mayores barbaridades… ese, será nuestro líder.

Estamos enfermos, muy enfermos. Agonizamos.

 

Por Elena Pérez