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Tras más de dos meses de arresto domiciliario y lo que nos queda, quería dirigirme a toda esa juventud que se preocupa por los problemas de nuestra patria, que en estos momentos se encuentra en un periodo de decadencia descomunal. Tras más de dos meses encerrados en esta cárcel, espero que todos los jóvenes hayan podido recapacitar y cosechar fuerza, porque cuando acabe esto y nos dejen salir al patio de la cárcel, es nuestro momento.

Es el momento de todos esos jóvenes que llevamos tiempo formándonos e intentado combatir contra este sistema “democrático”, contra este régimen absurdo del 78, contra esta siniestra Unión Europea que no trae más que desgracias a España… Pero sobre todo es el momento de todos aquellos jóvenes que no han abandonado sus valores (la lealtad y el honor a su pueblo) y tienen intacta esa vitalidad que nos caracteriza a toda esa juventud revolucionaria.

Tal vez muchos no coincidís conmigo en mis afirmaciones, pero actualmente el desencanto que se está produciendo entre la población tiene que ser un caldo de cultivo para nosotros, ya que mucha gente, abre los oídos en estas situaciones y empiezan a darse cuenta de la realidad. Por estas razones somos los jóvenes, los que nos tenemos que encargar de divulgar nuestros pensamientos de una manera u otra, ya sea escribiendo, haciendo activismo en las calles, difundiendo nuestro mensaje o cualquier otra actividad en la que plasmemos nuestra doctrina revolucionaria, ardiente y combativa nacionalsindicalista. Esa doctrina a la que se la crítica y se la juzga como algo que se estancó en el pasado y que no tiene cabida en esta sociedad.

Por eso, los jóvenes tenemos que afirmar que se equivocan, que esta doctrina que defendemos, como bien he dicho, es revolucionaria, que se fija en el pasado sí, pero para aprender de nuestros errores como empresa conjunta y así no volver a cometerlos en un futuro (que realmente es por lo que estamos luchando, por el futuro de España), cosa que ningún “partido político” (entre comillas debido a que la patria es una unidad total que no entiende de partidos) a manos de este sistema ha sido capaz de lograr, en virtud que han interpuesto sus intereses individualistas por encima que los de nuestro pueblo y su futuro y han especulado con nuestra miseria. Por eso mismo, ante estas situaciones, los jóvenes que aman a España y la defienden en las calles y dónde sea necesario (amar a España no es llevar una pulsera, ni defenderla frente al televisor de tu hermoso chalet), tenemos que estar más unidos que nunca, porque “la esencia de nuestro movimiento es la unidad”. Dicho esto, espero que nos sirva para tomar ejemplo.

¡ARRIBA ESPAÑA!

 

Pablo Gómez