Imprimir
Categoría: Artículos
Visto: 1703

Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado
 

 

¿Quién en estos días de “crisis del coronavirus” no ha escuchado o utilizado frases como «cuando esto acabe», «cuando termine todo esto», «cuando esto pase», para soñar o especular con lo que hará ese esperado día, e imaginar ese futuro ansiado como el que fantasea con lo que haría si le tocara el gordo de la lotería?

Pues siento comentarte, estimado y confinado lector, que ya hay mentes pensando desde el inicio de “todo esto” también en ese día después (y que cobran por hacerlo) para, una vez más, reconducir la situación al punto y condición donde ellos quieren que se reconduzca, así que salvo que te lo propongas concienzudamente, desgraciadamente te verás inducido a hacer lo que ellos quieren que hagas.

Antes de que apareciera en nuestras vidas el COVID 19 (recordemos su nombre porque aunque parece de Perogrullo este dato, es una epidemia surgida en diciembre de 2019 y más de 4 meses después en España se siguen sin tomar medidas que otros tomaron pocos días después de conocer lo que ocurría) todos nosotros hemos tenido múltiples conversaciones con nuestros compatriotas sobre la actualidad política, social o laboral en las que casi siempre se coincidía en que todo lo ocurrido en España desde hace más de 40 años no sólo es muy mejorable, sino que al paso que vamos jamás mejorará.

Pero, aunque en estas conversaciones cotidianas con amigos, compañeros o familiares está permitido por la conciencia políticamente correcta que encorseta a los españoles criticar la injusticia, ya no lo está tanto buscar las razones de esa injusticia y mucho menos buscar culpables que se benefician de esa injusticia y que incluso generan esa injusticia. Es más, se cumple esa famosa máxima de Vázquez de Mella de que en el mundo en general (y en España en particular mucho más) hipócritamente “se levantan Tronos a las causas y Cadalsos a las consecuencias”. Hablando en plata, casi todas las personas con sentido común critican con razones y argumentos todo lo malo que les ocurre, pero, ojo, el sistema “democrático” que lo causa es intocable.

Con todo lo relacionado con el COVID 19 desgraciadamente está ocurriendo lo mismo, pero antes de profundizar en ello y para recordar con argumentos como el sistema siempre reconduce la situación de los acontecimientos que se suceden, tanto los que vienen de su propia factoría o los que, en principio, le son ajenos, recordemos muy brevemente algunos episodios de la historia reciente de España donde el sistema ha hecho valer su teoría oficial, su verdad, silenciando las opiniones disidentes y en ocasiones persiguiéndolas implacablemente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tras este ligero repaso de algunos capítulos fundamentales de la historia reciente de España, el lector, tal y como advertía más arriba, ha podido comprobar como este sistema en general, y más la izquierda y el separatismo en particular, es maestro para reconducir siempre la situación ante los acontecimientos que se suceden, tanto los que vienen de su propia factoría, los que han creado ellos, o los que, en principio, le son ajenos, para hacer valer su teoría oficial, su verdad, silenciando las opiniones disidentes y en ocasiones persiguiéndolas implacablemente, a la vez que obtenía rédito político de la situación resultante.

Volviendo a “la crisis del COVID 19”, desde que el gobierno socialcomunista con apoyo separatista y terrorista y otras instituciones del sistema, se enteraron de la gravedad de lo que se nos venía encima, su intención, más que gestionar la lucha contra el COVID19, ha sido el manejar la situación, primero de manera que no afectara negativamente a sus proyectos ideológicos sectarios, y segundo ir reconduciendo la crisis para aparecer como víctimas en lugar de como culpables, a la vez que se culpaba a otros de lo malo que ocurriera y apuntarse como suyos los avances positivos que se pudieran producir. Para ello no han dudado en manipular información, en desviar atenciones a otros focos o temas colaterales, el ocultar datos, el manejar el ventilador cuando no podían evitar que se conocieran sus errores o crímenes, el perseguir y hasta prohibir la disidencia, el utilizar la buena fe de los españoles y sus ganas de recibir buenas noticias para hacerles vivir una realidad paralela que les impidiera analizar la situación con detalle…

No voy a entrar ni siquiera en enumerar todos los errores, ocultaciones de datos y recomendaciones de organismos internacionales recibidas, mentiras compulsivas, manipulaciones informativas de sus medios de comunicación, improvisaciones, pésimas y ridículas gestiones gubernamentales e institucionales…que están acompañando a todo lo relacionado con el COVID19 en España, porque este texto sería inacabable y los lectores están ya sobradamente informados, pero sí quiero destacar la doble canallada inicial de este gobierno y sus cómplices, es decir lo que, conociendo lo que se nos venía encima, hicieron al principio y lo que no hicieron.

Entre lo que hicieron, es fundamental resaltar su canallada de promover, “nos va la vida en ello” llegó a decir la vicepresidenta del gobierno, la asistencia masiva a los actos sectarios del 8 de marzo durante toda la semana, pese a saber más que de sobra que el virus ya estaba instalado en España, que estaba produciendo estragos con muertos incluidos y tener recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para evitar movilizaciones masivas. No olvidemos, además, que ya se conocía lo ocurrido en Asia desde que se sabe de la existencia del COVID19 y, sobre todo, lo que ya estaba ocurriendo en Italia, nación de la que hemos sido una triste copia de lo peor en cuanto a medidas a tomar y en cuanto a trágicas estadísticas. Además, como el gobierno y sus cómplices no serían capaces de explicar que se animaba a acudir a todos los actos femiguarros del 8M y a la vez prohibir todo los demás, autorizó todo tipo de competiciones deportivas, actos políticos, culturales y festivos de ese fin de semana, algunos de ellos también multitudinarios, aún sabiendo que sin duda agravarían muchísimo la situación y extenderían el contagio por toda España. Nunca sabremos como habría avanzado el COVID19 en España si el gobierno y sus cómplices (recordemos que a muchos de estos actos asistieron gustosos muchos más partidos y colectivos que los que apoyan al gobierno) no hubieran cometido esta canallada inicial, pero es obvio que su influencia en los trágicos hechos posteriores es innegable y tendrán que pagar por ello.

Pero decía que había que resaltar también la canallada de lo que “no hicieron inicialmente”. Y aquí me refiero a que si en los dos meses aproximadamente que transcurren desde que se conoce la gravedad del COVID19 en otras partes del mundo, los primeros informes y recomendaciones de la OMS y otras instituciones, hasta los actos del 8M, el gobierno hubiera utilizado convenientemente la información que tenía y ocultaba para llevar a cabo su aquelarre femimarxista, si en esos meses se hubiera dedicado a preparar o llevar a cabo medidas preventivas, adquirir o fabricar material de protección para sanitarios y otros grupos de riesgo, abastecerse de test de detección del coronavirus, preparar medidas sociales, económicas y de urgencia, preparar los hospitales y centros de salud para evitar el colapso sanitario y con él sus consecuencias trágicas posteriores, controlar las residencias de ancianos o lugares habitualmente visitadas por nuestros mayores, los más afectados por esta pandemia, esos que ya quizás no “necesiten” una ley de eutanasia porque ya este virus “espontáneo” ha hecho esta labor…

Si se hubieran dedicado a esta “gestión previa”, ya que su miserable actitud partidista y sectaria no les iba a permitir suspender sus famosas marchas en las que predominaban las pancartas de “el machismo mata más que el corona virus”, al menos las consecuencias de su infame actitud con el virus ya instalado y propagándose por toda España, habrían sido mucho menos graves y hasta podrían presentarse ante la opinión pública, ya se encargarían sus medios afines de ello, como unos grandes gestores de la crisis y haber evitado innumerables víctimas humanas y las repercusiones económicas, sociales y laborales añadidas. Pero tampoco hicieron esto y también tendrán que pagar por ello.

Sabemos el porqué de su actitud canallesca haciendo lo que hicieron relacionado con el 8M, actitud basada en su mezquindad ideológica, pero me temo que nunca sabremos por qué no hicieron lo que no hicieron, aunque algunos que conocemos su maldad diabólica intrínseca y su subordinación a intereses internacionales relacionados con la propagación del COVID, nos lo imaginamos.

Pero es que además de lo que hicieron y lo que no hicieron previamente a la declaración de este estado de alarma con el que nos encontramos los españoles privados de libertad por la canallesca actitud de nuestros dirigentes, merecería capítulo aparte la mala gestión posterior a la declaración del estado de alarma. No es necesario extenderme en este aspecto porque ya el lector conoce de sobra la chapuza generalizada que nos sorprende cada día con un nuevo capítulo, la mala gestión gubernativa, sea ésta del gobierno central o de las autonomías, las compras que no llegan o son de material inservible, las declaraciones contradictorias de ministros, portavoces o “expertos”, las mentiras demostradas que se niegan a admitir, el falseamiento y la ocultación de datos para ganar tiempo y poder inventarse otra mentira que haga olvidar la anterior…Así que de este tema no voy a hacer sangre y vayamos a lo que principalmente me ha empujado a escribir este texto.

Y es que sería injusto decir que todo lo están haciendo mal. De hecho, lo que para ellos es esencial para sobrevivir a este crimen intolerable, que es salvar el culo e incluso verse beneficiados de esta crisis, lo están haciendo perfectamente. Antes recordábamos que siempre han sido maestros en reconducir la situación y poníamos unos ejemplos de la historia reciente de España, por lo tanto, están dedicando muchos de sus esfuerzos, más que los empleados en afrontar la pandemia, y mucho dinero (nuestro dinero) en varios frentes y con distinta munición.

Al lector inteligente no se le escapará que no son fruto de la casualidad ni de la espontaneidad ninguno de los hechos que voy a mencionar y con los que no es necesario extenderme. Hablo de la pantomima esquizofrénica (en algunos casos, en otros simplemente siguiendo órdenes del poder) de salir a los balcones a aplaudir y ya de paso corear eslóganes, cancioncillas y mamarrachadas varias a una hora determinada mientras los contagios, las muertes, el caos y las tragedias aumentan día a día.

Hablo de las encuestas amañadas en los medios de comunicación que ya estaban directamente en nómina de los políticos antes de la pandemia o de los que acaban de recibir subvenciones millonarias para mentir, ocultar y manipular.

Hablo de dar publicidad a iniciativas ciudadanas (casi siempre con un espontáneo portavoz, ¡qué casualidad!, afín al gobierno) que no deberían ser necesarias porque las debería encabezar y coordinar el estado.

Hablo de organizar caceroladas para tapar sus vergüenzas, caceroladas buenas que son auténtica muestra de la libertad de expresión, a la vez que se critican las contrarias al gobierno porque éstas “dividen a los españoles y hay que estar juntos en esto”.

Hablo de hacer de “vieja del visillo” para perseguir implacablemente al que tarda más de 30 segundos en tirar la basura, comprar el pan o en sacar a pasear al perro, pero que le permiten todo al que ha provocado este crimen institucional. Hablo de hacer apología del insulto o la denuncia al español que está en la calle, ignorando si tiene permiso para ello o no, pero de callar como esquineras cuando hay grupos de extranjeros descaradamente pasando del confinamiento o incluso directamente delinquiendo, no vaya a ser que si les digo algo desde mi ventana haya represalias porque saben dónde vivo.

Hablo de hacer todo lo posible para dejar claro que ese cáncer galopante que es el estado autonómico no ha tenido, ni tiene, ni tendrá, ninguna culpa del caos sanitario, de coordinación, de seguridad y de legislación imperante y que sus mandarines correspondientes están dando un auténtico ejemplo de responsabilidad (salvo aquellos que hayan osado abrir la boca haciendo alguna crítica por muy justa y lógica que sea).

Hablo de que en ningún caso se debe cuestionar y mucho menos criticar a la siniestra UE y otras instituciones supranacionales que nos roban soberanía, nos estrujan y exigen esfuerzos y sacrificios, pero que nos niegan ayudas cuando más falta hacen.

Hablo de que no se puede ni siquiera insinuar que la extensión inmediata de la pandemia es por culpa de la funesta globalización, que ha favorecido la propagación por no permitir el control y cierre inmediato de fronteras para no perjudicar a los intereses económicos de las grandes empresas que siempre están por encima de los intereses nacionales.

Hablo de prohibir, pese a las decenas de miles de fallecidos en nuestra patria, imágenes dramáticas, bien sean éstas de muertos, de familias destrozadas, de enfermos implorando ayuda, de cómo no hemos podido despedirnos de nuestros familiares o amigos enfermos, ni de haber estado cerca en su agonía paulatina, ni en sus últimas horas, ni hemos podido estrecharles sus manos antes de irse, ni acompañarles en entierros o cremaciones,…Y estas imágenes las prohíben los mismos que en otras ocasiones han dado publicidad hasta la saciedad a imágenes, a veces trucadas, imágenes que nos meten hasta con calzador cuando lo que quieren es manipular sesgadamente otros temas (refugiados, guerras pasadas, dejando claros quienes han sido siempre los buenos y quienes los malos) pero claro, esas imágenes les servían para inocular su criminal ideología en cada momento y las de nuestros compatriotas sufriendo no deben en ningún caso aparecer porque “hieren sensibilidades y hay que estar unidos en esto”.

Hablo de ocultar la difusión de imágenes de los innumerables momentos de indignación que se suceden por toda la geografía nacional contra los culpables, de las campañas de denuncia de esos culpables, de las protestas en balcones, o en redes sociales, o en canales alternativos a los subvencionados.

Hablo de difundir o elaborar programas de TV que con la infantil excusa de intentar subir la moral y promover la solidaridad entre españoles, ocultan la verdad y hasta se mofan indirectamente de los muertos, enfermos o situaciones dramáticas que cada día que pasa se extienden más y más entre los españolitos de a pie.

Hablo de recordarnos de vez en cuando que esta pandemia afecta a todos y para que veas como sufren los pobres dirigentes, te citan a algún político o famoso afín que se ha contagiado, para acto seguido obviar que, salvo contadísimas excepciones, ellos se han sometido a varias pruebas de contagio que a ti te niegan, que ellos gozan de médicos personales de los que tu careces y que disfrutan de lugares y comodidades para pasar la cuarentena que más quisieras tu tenerlas no cuando estás enfermo, sino en tus mejores días de vacaciones. Y que, por supuesto, se puede vencer al virus porque ellos lo han hecho.

Hablo, en definitiva, de moldear conciencias y utilizar las sensibilidades ya dañadas por el arresto domiciliario de varias semanas, para que el aborregamiento se extienda tanto o más que el COVID19 y todos piensen que esto ha sido como un terremoto, o una invasión extraterrestre en la que nadie ha tenido ninguna culpa ni responsabilidad y que el malo es, eso tiene que quedar claro, aquel que intenta quitar la venda de los ojos a quienes caen en la trampa.

Pero a la vez que moldean cerebros, silencian a la disidencia, ocultan sus negligencias y sus crímenes también preparan lo que debes hacer el día después, el famoso y ansiado “Cuando esto Pase” para que no exijas justicia ni desenmascarar a los culpables, a TODOS los culpables.

Cuando esto pase pretenderán que España sea una fiesta, la del muerto al hoyo y el vivo al bollo (suponiendo que haya bollos para los vivos, aunque sean de pan). Proliferarán los conciertos benéficos, las galas de famosos (afines, por supuesto), los programas televisivos, los eslóganes buenistas, los aplausos en cualquier momento o lugar, los minutos de silencio, las cancioncillas compuestas y los anuncios de televisión ad hoc, las iluminaciones de edificios y monumentos, incluso los fuegos artificiales…

Volverán el futbol y el resto de deportes televisados a todas horas, que todo el mundo vea o acuda al fútbol o a otros acontecimientos deportivos, aunque no les guste, que vayan a los toros hasta los antitaurinos, que beban hasta los abstemios, que griten y canten hasta los mudos, que vayan a los conciertos y festivales hasta los que odien esos eventos,…que todo el mundo busque una felicidad ficticia y se de un atracón con ella e intente olvidar un crimen colectivo de consecuencias presentes intolerables y consecuencias futuras impredecibles, algo, por otro lado, relativamente fácil en un pueblo con una memoria de pez endémica…Vamos, que los españoles hagan de todo menos pensar en quienes han sido los culpables, reflexionar sobre las intenciones de unos y otros, exigir justicia, responsabilidades penales…

Y no sólo lo promoverá el gobierno, también lo hará la supuesta oposición que no se atreverá a exigir la justicia que requiere este crimen para que no la acusen de oportunista y desestabilizadora y la maltrate la prensa, como si no la fuera a acusar y maltratar igualmente.

Porque ¡Ay de aquel que intente perturbar esta alegría!

¡Ay de aquel que recuerde lo ocurrido! Que recuerde que se podían haber evitado la mayoría de las decenas de miles de muertos (siempre cifras oficiales, a las otras ni caso que son desestabilizadoras), los centenares de miles de contagiados con consecuencias en su salud para siempre, los retrasos en otras temas sanitarios que también producirán o han producido muertos o patologías en la salud irreversibles, las consecuencias nefastas para la salud física o mental que acarreará el confinamiento, los millones de puestos de trabajo perdidos, las miles de empresas quebradas o cerradas, los atrasos en temas judiciales o administrativos con consecuencias irreversibles, el caos educativo, escolar y universitario,…

¡Y ay de aquel que lo denuncie en las calles!, ese será peor que el taimado bicho y contra él caerá todo el peso del sistema. Aprobarán leyes ad hoc para reprimir al disidente (aún más duras de las existentes), usarán a discreción el delito de odio, y lo intentarán hacer con el aplauso generalizado de la inmensa mayoría del lobotomizado pueblo español, porque otra vez manejarán a la perfección a sus medios de manipulación para reconducir la situación.

Y mientras, se preparará un gobierno mundial (éste ya de manera oficial, porque en la sombra ya existe hace mucho), se elaborará una constitución mundial, se legislará en caliente (ahora sí), tendrán el campo abonado para modificar nuestros derechos (los pocos que conservemos entonces)…Y todo será bueno, porque será por nuestro bien.

Esto, entre otras cosas, es lo que pretenden, esto es lo que preparan y de ti depende que lo lleven a cabo.

¿Lo vas a permitir?

¡YO NO!

¡Volverá a reír la primavera!

 

#NosVemosEnLasCalles

 

Jesús Muñoz

@MasRazonqUnSant