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“Nada de un párrafo de gracias. Escuetamente, gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo”. Por supuesto esta frase no es mía, es el inicio del conocido como discurso fundacional de Falange Española aquel 29 de octubre de 1933 y la pronunció José Antonio Primo de Rivera. Como veréis yo tengo la sana y decente costumbre de recordar a los autores de las frases que cito, más aún si les admiro,…otros no, pero eso sería otra historia (o quizás no) y he elegido esta frase porque es de bien nacido ser agradecido y creo que es el momento idóneo para empezar a dar las gracias, escuetamente gracias.

 

Y permitidme que sea yo, no un procesado por el Caso Blanquerna, pero sí alguien que ha hecho suya esta lucha desde el primer momento, quien a título personal, pero creo que hablando en nombre de los 14 patriotas de Blanquerna, diga hoy aquello de gracias, escuetamente, gracias.

 

Y hay que dar las gracias tras el “Adelanto de parte dispositiva” de la sentencia del Tribunal Constitucional que se ha conocido estos días y que empieza diciendo El Pleno del TC ha estimado por unanimidad el recurso de amparo presentado por los asaltantes del Centro Cultural Blanquerna de Madrid al considerar que la Sala Penal del Tribunal Supremo ha lesionado su derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.” Y que más adelante comenta por un lado “Declarar que se han vulnerado los derechos a un proceso con todas las garantías y a la presunción de inocencia (art. 24.2 CE) de todos los demandantes en el extremo relativo a la aplicación de la agravante de haber cometido el delito por discriminación ideológica (art. 22.4 CP)”, y por otro lado deja claro lo siguiente “Restablecerlos en su derecho y, a tal fin, declarar la nulidad del auto de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo de 4 de mayo de 2017 y de las Sentencias núm 983-2016, de 11 de enero de 2017 -aclaradas por auto de 7 de febrero de 2017-, pronunciadas en el recurso de casación núm. 722-2016 en los extremos y con el alcance subjetivo señalados en el apartado anterior.” Para terminar diciendo “Retrotraer las actuaciones al momento anterior al de la sentencia anulada, para que el órgano judicial pronuncie nueva resolución que sea respetuosa con el derecho fundamental reconocido.”

 

O lo que es lo mismo y en román paladino, el Tribunal Constitucional declara que es INJUSTA la sentencia del Tribunal Supremo en la que se condenaba más o menos a 4 años de cárcel a los 14 patriotas de Blanquerna, es decir, multiplicaba por ocho la sentencia inicial de la Audiencia Provincial de Madrid (recordemos que esta sentencia del Supremo se producía tras recurso interpuesto por la Fiscalía y por la Generalidad de Cataluña, aliados una vez más en el ataque a España y al patriotismo). Cómo debía de ser de injusta la sentencia que en su momento dictó el Tribunal Supremo para que un tribunal de claro tinte político y partidista y nada afín, por decirlo suavemente, a la ideología de los 14 procesados, como el Tribunal Constitucional haya tenido que anular dicha sentencia casi en su totalidad. Vamos, que el Tribunal Constitucional más de dos años después del recurso de amparo interpuesto ante él, y justo tres años después de la incomprensible (o quizás no tanto en la España actual) sentencia del Supremo, por fin dice lo que no sólo los camaradas, amigos y familiares de los encausados pensábamos y decíamos, sino lo que ha dicho en alguna ocasión todo aquel español que conocía un poco el caso y tuviera un mínimo de sentido común: que esa sentencia era infumable, de claro componente político y sectario y que se había dictado para lo que se había dictado, es decir, para por un lado contentar a los separatistas y todos sus cómplices, a la vez que se advertía a los españoles de bien, que el sistema no iba a permitir ninguna acción en la defensa de España que dejara en evidencia esa complicidad de las instituciones del régimen con el separatismo hispanófobo y que pudiera alborotar el gallinero en que habían convertido la España de aquel 11 de septiembre de 2013, por cierto, no muy distinta de la España actual, en el que se estaba fraguando en Cataluña un golpe de estado separatista contra la Unidad Nacional permitido y amparado por todo el sistema.

 

Pero dejemos aquellos hechos y centrémonos en el objetivo de estas líneas que sólo pretenden dar las gracias a todos aquellos que en estos tres años, con todo un sistema en contra, han puesto su granito de arena para que se haya producido esta pequeña victoria.

 

Gracias, escuetamente gracias, a los camaradas de siempre, militantes de las organizaciones patriotas que han estado allí donde se les requería, se les convocaba o donde ellos improvisaban acciones para clamar por la defensa y honor de los 14 de Blanquerna.

 

Gracias, escuetamente gracias, a los otros camaradas de siempre, los que nunca han militado, los que ya no militan o los que incluso criticaron en su día la acción de Blanquerna (aunque muchos tras el transcurso de los acontecimientos en España en general y en Cataluña en particular han cambiado de opinión) y que en estos tres años han demostrado que la camaradería en los momentos difíciles es mucho más importante que unas siglas de un partido o el recordar unas rencillas de hace ya tiempo.

 

Gracias, escuetamente gracias, a aquellos que sin considerarse camaradas nuestros han acudido a los actos, manifestaciones, conferencias, ruedas de prensa, mesas informativas, etc, que se han convocado para mostrar solidaridad y apoyo con los procesados y sus familias (estas últimas merecen mención aparte por la entereza, valentía y determinación con la que han abordado esta injusticia manifiesta), sobre todo en aquellos días en que parecía inminente su ingreso en prisión.

 

Gracias, escuetamente gracias, a los “equipos jurídicos”, abogados, procuradores y otros profesionales, que se han enfrentado, con la razón y la Justicia de su parte, pero con todo un régimen injusto, calumniador, y corrupto enfrente, y han conseguido dejar en evidencia a todo un Tribunal Supremo cuando casi nadie daba un duro por ellos.

 

Gracias a aquellos periodistas y trabajadores de medios de comunicación, algunos ejemplares camaradas, otros simplemente defensores de la verdad y de la justicia, que han brindado sus páginas, micrófonos o cámaras para que se supiera la verdad de este caso, o que han escrito artículos, realizado reportajes o emitido programas en los que se ha mantenido una versión distinta de la oficial y que han abierto muchos ojos y oídos y, quizás, también hayan despertado algunas conciencias.

 

Gracias, escuetamente gracias, a los que han colaborado económicamente para sufragar los gastos de defensa jurídica o de propaganda y difusión cuando se les ha requerido o simplemente, como buenos españoles, lo han hecho sin que nadie se lo pidiera.

 

Gracias, escuetamente gracias, a todos aquellos ciudadanos anónimos que se han dirigido de alguna manera a los medios de comunicación, o incluso han participado de manera activa en programas radiofónicos o televisivos o por comentarios por internet, para mostrar el apoyo a los encausados o simplemente denunciar la injusticia del Caso Blanquerna.

 

Gracias, escuetamente gracias, a todos aquellos que no vean reflejado en mis agradecimientos anteriores su colaboración con esta causa que hicieron suya en algún momento y que se han alegrado de que al final se haya hecho un poquito de justicia en este caso.

 

Y gracias, escuetamente gracias, por supuesto, a los 14 patriotas de Blanquerna, mis camaradas, por su valentía, por su entereza, por su ejemplo, por su comportamiento agradecido con todos los que les han apoyado, por su colaboración cuando se les ha pedido para que el caso no se olvidara pese a que podía traerles consecuencias aún peores, por el haber continuado, la mayoría de ellos al pie del cañón en primera línea de combate contra este sistema que en todos estos meses ha demostrado día a día su intento de destrozar nuestra Patria y quería hacerles pagar con penas de prisión su amor a España.

 

Hoy muchos buenos españoles sienten, sentimos (permitid que me incluya), la satisfacción del deber cumplido porque su, nuestro, comportamiento quizás haya aportado ese granito de arena que ha posibilitado que se haya conseguido la aplicación de un poco de Justicia en esta maltrecha patria nuestra.

 

Esa satisfacción del deber cumplido que sintieron los 14 patriotas de Blanquerna cuando realizaron una acción justa y necesaria en ese momento y que ha llevado a todos los rincones de España ese grito, “No nos engañan, Cataluña es España”, con el que ellos llenaron de dignidad y rebelión nacional un lugar en el que se estaba celebrando un acto separatista, uno de tantos, para intentar romper la milenaria nación española desgajando una de sus españolísimas regiones con el beneplácito y la financiación de todo un régimen.

 

Pero esa satisfacción del deber cumplido, la de los 14 de Blanquerna y la nuestra, será completamente insuficiente si nos quedamos sólo en los agradecimientos y enhorabuenas y no damos un paso al frente ante los enemigos de España. Los últimos acontecimientos y los malos augurios nos hacen suponer que se pueden producir más sentencias del tipo Blanquerna, y, lo que es peor, acompañadas de acciones encaminadas a cumplir los infames objetivos de los separatistas y todos sus cómplices. Nuestra unidad puede y debe ser el dique de contención, primero, y el ariete después para derribar este sistema que quiere acabar con nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro como nación.

 

Por eso, nuestra satisfacción del deber cumplido debe convertirse en compromiso, quizás un compromiso más exigente que nunca, pero eso no debe ser una excusa para no dar ese paso al frente, aunque no nos acompañen muchos, allá ellos, y es que ya lo dijo también el Jefe en las últimas palabras de ese mismo discurso con el que yo comenzaba estas líneas (como veréis, sigo citando a los autores de las grandes y memorables frases, soy incorregible, nunca seré diputado) “Que sigan los demás con sus festines. Nosotros fuera, en vigilancia tensa, fervorosa y segura, ya presentimos el amanecer en la alegría de nuestras entrañas”.

 

¡GLORIA ETERNA A LOS DE BLANQUERNA!

¡VIVA LA UNIDAD DE ESPAÑA!

¡ARRIBA ESPAÑA!

 

Jesús Muñoz

 

@MasRazonqUnSant

@sindicatotns