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Hace algunos meses les dije por primera vez en este programa que, lamentablemente, no hay sitio para la gente decente que quiere vivir en paz en este país, y que por tanto, no le demos más vueltas, lo mejor es hacer el petate y marcharse. El nivel de desquiciamiento colectivo, de delincuencia masiva, de pérdida absoluta de la chaveta por parte de los dirigentes políticos es de tal envergadura que, insisto, aunque me dé mucha pena decirlo, lo mejor es irse de aquí cuanto antes.

 

Porque después de conocer la sentencia del caso Faisán hecha pública esta semana, no es posible disimular ni mirar hacia otro lado. No es posible hacer como que uno no se ha enterado. No es posible minimizar la gravedad de un hecho que descalifica por completo la Justicia española, haciendo de sus tribunales unas meras comparsas del poder político, y por tanto, situándonos a todos en un estado totalitario donde no existen las mínimas garantías ni derechos individuales.

Pretender que los ciudadanos de este país se crean que dos simples comisarios de policía, Pamiés y Ballesteros, tomasen de manera autónoma e independiente una decisión de tanta gravedad como dar un chivatazo a un comando terrorista de ETA (comando al que, por otra parte, ellos mismos debían combatir en el día a día), es, sencillamente, tomarnos por imbéciles. No es que no creamos en la Justicia: es que la Justicia cree que somos todos idiotas.

Según la sentencia de la Audiencia Nacional, el entonces Jefe de la Policía Nacional en el País Vasco, Enrique Pamiés, decidió, por iniciativa propia, evitar una operación policial en la que también iba a ser detenido el ya fallecido, y por entonces miembro de la Ejecutiva del PNV, Gorka Aguirre. Un arresto que se hubiera producido horas antes de que Josu Jon Imaz -en aquel momento máximo dirigente peneuvista- diese su apoyo en el Palacio de La Moncloa a la negociación política entre el Gobierno de Zapatero y la banda terrorista.

Hace falta tener poca vergüenza, hay que tener un desahogo fuera de lo normal, hay que considerar que la opinión pública española está compuesta por unas manadas de borregos sin cerebro para elaborar una sentencia de estas características. Y lo peor de todo es que la sociedad sigue adormecida, ausente, sin alterar su pulso lo más mínimo. Como si nada le importase. Como si ya todo diese igual.

Desde la muerte de Franco hasta nuestros días, ninguno de los grandes episodios de corrupción, ni el escándalo de los GAL, ni el espolio de Rumasa, ni los atentados del 11-M cuya autoría seguimos sin saber..., ninguno de los choriceos masivos de dinero público que venimos sufriendo los españoles, mientras la casta política nos roba nuestro dinero en forma de impuestos, se ha llevado nunca por delante a un responsable político.

El escándalo de los GAL se saldó con la condena en prisión de los segundones. La X, que todos sabemos quién es, ni ha pagado ni pagará. Los atentados del 11-M han llevado a la cárcel a un grupo de musulmanes de Lavapiés que, evidentemente, no tenían capacidad para organizar el mayor atentado de la historia de Europa. Sus cerebros y responsables, ni están ni se les espera. Y ahora, el caso Faisán, posiblemente el mayor acto de rendición de un Estado de Derecho ante una banda de matones. Tampoco hay políticos, ni acusados, ni imputados, ni condenados.

Como les he dicho tantas veces, el Sistema, para poderse perpetuar, extiende su manto de protección sobre todos sus miembros, especialmente los más destacados e influyentes. Rubalcaba, que era ministro del Interior cuando se produjo el chivatazo, y por tanto, el responsable político directo, no podía ser imputado por este asunto, porque Rubalcaba representa a la izquierda política española, que evidentemente es intocable. Como lo es la derecha. Como lo son todos los partidos que sostienen el Sistema.

¿Qué puede pensar hoy un familiar de una víctima de un atentado terrorista al ver lo que hacen los tribunales con un Gobierno que, lejos de perseguir hasta el final a los asesinos de ETA, es capaz de propiciar un vergonzante chalaneo con ellos? ¿Cómo es posible que los jueces estén tan absolutamente alejados del sentir ciudadano, y de la exigencia que tenemos todos de que actúen con independencia e imparcialidad?

No es posible la democracia sin Justicia. Mientras los españoles sigamos consintiendo estos atropellos a la razón y a la dignidad de las víctimas del terrorismo, mientras abandonemos el protagonismo que nos corresponde en la dirección de nuestras propias vidas y deleguemos en una casta infecta de politicastros y de jueces entregados a la corrupción del poder, el futuro será cada vez más negro. En nuestras manos sigue estando el poder evitarlo.

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presentador de Sencillamente Radio

 

Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, Internet: http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.

 

Esta que acabáis de leer es uno de sus editoriales en ese programa

 

Todos sus editoriales los podéis encontrar en el siguiente enlace de nuestro foro TNS http://tns.mforos.com/1022048/10861765-editoriales-de-rafael-nieto-en-sencillamente-radio/