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Categoría: Artículos
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Es un poco tarde para empezar a pensar qué es lo que se hizo mal, un poco tarde para el diálogo y la negociación. Es el momento de actuar, es el momento de la contundencia. La tibieza y la cobardía solo han conseguido enquistar y agravar el problema, el mal endémico que no se quiso atajar y que muchos ya intuíamos. Lo que está sucediendo en Cataluña, en España, es fruto de la errática política autonómica surgida en 1978.

 No me preocupa lo que pase el día 1 de octubre, me preocupa lo que sucederá el día 2, cuando los corruptos de la ex convergencia se vean obligados a declarar de forma unilateral la república catalana. Y digo se vean obligados, puesto que ellos ya no son dueños de su destino. Se encuentran en manos de aquellos a los que han fanatizado en la mentira y el engaño. Se encuentran en manos de la tribu, se encuentran en manos de la CUP.

La butifarrada del día 1 está más que garantizada, al igual que el resultado. No creo que la gente que ame a España se preste a votar en esta pantomima, se preste a ser parte de este circo, y menos cuando hace unos días se aprobaron una serie de leyes que ellos denominan de transitoriedad o desconexión con España, cuando ni siquiera han esperado a ver los resultados del referéndum circense que han organizado. Confunden votar, con libertad y democracia. Nada más falso y engañoso que esa argumentación. Al igual que no se puede votar la existencia de Dios, no se puede votar la ruptura de España.

Rajoy dice que debemos defender nuestro modelo actual de convivencia, y hasta en eso se equivoca. Ese modelo actual de convivencia es el que nos ha conducido hasta aquí. Los socialistas desean actualizar y modernizar el modelo autonómico para que esto no suceda. También se equivocan. Lo que pretenden con este eufemismo de modernizar, es seguir vaciando de competencias al gobierno de España. Ciudadanos nos habla de un golpe a la democracia, un golpe de estado. También se equivocan. Es un golpe contra España, un país que es muy anterior al 78, muy anterior a eso que conocemos como democracia, que no deja de ser un modelo de elegir a nuestros gobernantes, no deja de ser secundario. Y nuestro Jefe de Estado no dice nada. También se equivoca. Ahora más que nunca es cuando hubiera sido muy necesario un gesto, una palabra, un detalle que no dejara lugar a dudas sobre el lado de quién está.

No tengo muchas esperanzas en la actuación de ninguno de los actores principales de este mal circo, de esta mala película. Ni siquiera fueron capaces de hacerse una foto juntos, como para pedirles una respuesta contundente que no sea la utilización de forma sectaria de jueces y tribunales, que no sea la de parapetarse detrás de sentencias que no reconocen y que no tienen intención alguna de cumplir. Todavía nos quedan muchos tristes episodios por ver. Que nadie piense que esto acabará pronto. Nadie tiene voluntad de ponerle fin. El separatismo es cobarde y ruin y aprovecha con certeza la debilidad del estado. Bastaría con algo más que acudir a los tribunales para terminar con esto. Rajoy no tendrá más remedio que suspender la autonomía catalana el día 2 de octubre. De no hacerlo será cómplice de esta conspiración cuyo último fin no es acabar con la Constitución o la democracia, el último y anhelado fin de los separatistas, de los secesionistas, no es ni más ni menos que acabar con España.

  

Javier García Isac