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Comprenderán ustedes que un programa profundamente patriota como éste, que a menudo rastrea en la actualidad y busca todo tipo de excusas para hablar de España (que es lo que de verdad nos gusta), lo haya tenido bastante fácil esta semana para, una vez más, reflexionar sobre el país que tenemos. Sobre cómo ha cambiado, si para bien o para mal y en qué medida, esta gloriosa nación que ha iluminado al mundo durante siglos y que ha sido la envidia de otros pueblos no tan generosamente tocados por el dedo de Dios, ha dejado de serlo.


Decía Ramiro de Maeztu: "...percibimos el espíritu de la Hispanidad como una luz de lo alto. Desunidos, dispersos, nos damos cuenta de que la libertad no ha sido, ni puede ser, lazo de unión. Los pueblos no se unen en libertad, sino en la comunidad. Nuestra comunidad no es geográfica, sino espiritual. Es en el espíritu donde hallamos al mismo tiempo la comunidad y el ideal. Y es la Historia quien nos lo descubre. La Hispanidad creó la Historia Universal, y no hay obra en el mundo, fuera del Cristianismo, comparable a la suya".

 

Y Manuel García Morente escribió esto: "...al mismo tiempo que fiel a su destino, España ha sido siempre también fiel a su propia esencia, a su ser espiritual. Aceptando los hechos, nunca ha permitido que los hechos se adueñasen de su alma, sino que, por el contrario, ha sido ella, la Hispanidad, la que, revolviéndose, ha impreso sobre los hechos la huella indeleble de su esencia espiritual. La fidelidad al destino no impidió jamás a España el ser también fiel a sí misma y a su más íntima esencia".

Difícilmente pueden expresarse mejor estas ideas que, de manera tan simple y a la vez brillante, afirmaban quienes ha sido dos de los españoles más lúcidos de nuestra reciente historia. Hoy faltan cabezas de tan altos vuelos, faltan corazones audaces como los suyos, y faltan compatriotas capaces de llevar las palabras a la acción de manera colectiva. Hoy no nos preguntamos por el sentido de la Hispanidad porque nos han convencido de que lo que importa es el dinero, y no la dignidad.

 

Escribo estas líneas después de una semana en la que hemos visto a tres mozas en cueros en la llamada "sede de la soberanía nacional", gritando que el aborto es sagrado, con el aplauso y admiración de la mayoría de los señores diputados. Una semana en la que a un asesino etarra, Kepa Miren Márquez, que ha matado a españoles inocentes por el simple hecho de serlo, los tribunales le han puesto en libertad al no aplicarle la doctrina Parot. Una semana en la que el señor ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha dicho que nuestros salarios no es que hayan bajado, no; es que han subido moderadamente. 

 

Una semana en la que separatistas catalanes y vascos siguen chalaneando con algo tan sagrado (¡esto sí que es sagrado!) como la unidad nacional; poniendo condiciones a un Estado incapaz de defenderse ni de responder. Una semana en la que nos hemos enterado de que hay 3 millones de españoles, de compatriotas, que viven con menos de 300 euros al mes, según un informe de Cáritas. Y que la mayoría no entiende El Quijote ni sabe interpretar la factura de la luz. Y eso que, dicen sus apologetas, la democracia y la monarquía parlamentaria nos han traído más cultura y más bienestar.

 

Como decía Rajoy cuando estaba en la oposición (y bien que lo está demostrando en el poder), "la economía lo es todo". Efectivamente, así nos va. Así les ha ido, en general, a lo largo de la Historia de las Civilizaciones a los pueblos que han descuidado sus esencias para entretenerse con cosillas. España deslumbraba al mundo cuando era consciente de su papel en la Historia, cuando tuvo una misión que cumplir. Hoy nos tapan la boca al recordarnos que tenemos la prima de riesgo en 250. Es la diferencia.

 

Algo nos está pasando cuando ir a Barcelona, a decir que Cataluña es una parte indivisible de España, se convierte, casi, en un acto de heroísmo para los valientes patriotas que allí estuvieron ayer sin otra protección que sus propios brazos. Algo sucede cuando reivindicar lo que es obvio se interpreta como una provocación. La izquierda, enemiga cruel de lo español, ha diseñado una estrategia que nació estando aún vivo el general Franco, y que hoy tiene en el progresismo demagógico su principal baza para adoctrinar a una población dormida, entontecida y ausente en el protagonismo que le corresponde.

 

Pero algunos seguimos creyendo que otra España todavía es posible. Que esta tierra fecunda, señalada por Cristo como "tierra de María", por cuyos caminos anduvo el Apóstol Santiago para traernos la Fe que tantas veces nos ha iluminado, no puede perecer gracias al empuje de unos pocos cabestros y de varios cientos de pusilánimes. Como decían Maeztu y Morente, en la unidad espiritual está nuestra fuerza, y a ella debemos volver. No nos salvará la casta política mezquina y ruin del bipartidismo. Nos salvaremos nosotros alumbrados por el Autor de nuestros días.

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presentador de Sencillamente Radio

 

Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, Internet: http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.

 

Esta que acabáis de leer es uno de sus editoriales en ese programa

 

Todos sus editoriales los podéis encontrar en el siguiente enlace de nuestro foro TNS http://tns.mforos.com/1022048/10861765-editoriales-de-rafael-nieto-en-sencillamente-radio/