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La democracia progre-liberal se alimenta de palabritas que se ponen de moda, aunque no signifiquen nada o, por mejor decir, aunque lo que significan se pueda definir mejor de otra manera. Por ejemplo, el famoso "sorpasso", que anuncia la última entrega del CIS de cara a las elecciones de junio, es en realidad el advenimiento del comunismo al poder a costa de la socialdemocracia.

 

Lo primero es una palabrita graciosa y simpática, que los medios manejan con la misma frivolidad con que llaman al aborto "interrupción del embarazo", y lo segundo es la dura realidad, que casi siempre se intenta esconder o maquillar.

 

Lo cierto es que el último sondeo demoscópico nos previene de lo que puede ocurrir en España dentro de un mes y medio. El PP de Rajoy ganaría las elecciones con algo más del 27% de los votos, de nuevo insuficientes para poder gobernar en solitario. El PSOE se quedaría en algo más del 21 y medio por ciento, mientras que Ciudadanos sube más de un punto y medio sus resultados de diciembre, hasta el 15,6%. Y aunque Podemos, el partido de Pablo Iglesias, es el que más cae en intención de voto, con tres puntos menos que hace cuatro meses, su alianza con Izquierda Unida lo sitúa por delante del PSOE, ya que la formación de Alberto Garzón aumenta sus expectativas de voto en casi dos puntos, un 1,8%. Así las cosas, si se cumplen estas previsiones, el comunismo superaría a la socialdemocracia situándose en disposición de poder establecer condiciones de cara la formación de un futuro gobierno extremista.

Ya hemos explicado muchas veces, aunque siempre es bueno repetirlo, que las sociedades que apuestan masivamente por posiciones políticas de extrema izquierda o populistas, como las que representan partidos como Podemos o IU, son habitualmente sociedades atrasadas desde el punto de vista democrático, y en vías de sufrir miseria y graves dificultades en materia económica. El comunismo representa atraso, deuda, sufrimiento para las próximas generaciones, falta de desarrollo y aislamiento internacional, además de un posicionamiento casi siempre crítico con las estructuras democráticas que se han consolidado en más de medio mundo. En España, el debilitamiento del PSOE como partido y su crisis casi permanente desde los años ´90 ha facilitado el auge de estas formaciones que se mueven peligrosamente entre un marxismo casposo de influencia europea y un populismo bananero ciertamente lamentable, que remite a sitios como Venezuela o Cuba. Y ante este auge de una ideología periclitada en casi todo el mundo civilizado, apolillada, con planteamientos teóricos irrealizables y críticas al capitalismo que, aunque contengan parte de verdad, se plantean de forma pueril y ridícula, la derecha sigue dormitando en su soledad improductiva, esclerotizada, ausente, personalizada en alguien como Rajoy que ha descubierto el dontancredismo como única manera de estar en política.

Cruzarse de brazos como estrategia permanente. Arriesgar menos que en un torneo de chapas. Aguantar a toda costa y no moverse, en la suposición absurda de que el inmovilismo conduce inevitablemente a la victoria. Ya vimos en diciembre que no es así, y dentro de seis semanas volveremos a verlo de nuevo. El PP necesita a Ciudadanos para intentar alcanzar el número de escaños que permitiese un gobierno de centro-liberal, pero la formación de Rivera no se plantea apoyar a un presidente que incumple casi todas las condiciones que exige la formación naranja para dar estabilidad a un ejecutivo moderado. A su vez, Sánchez veta a Rajoy, pero el estancamiento de los socialistas hace inviable un nuevo pacto con Ciudadanos con opciones de poder gobernar. Estamos de nuevo ante la misma encrucijada que ya parieron las urnas antes de las navidades.

 

Y no parece que el rey Felipe VI tenga la menor intención de rebasar, ni siquiera oficiosamente, los límites muy concretos que le marca la Constitución para casos como éste. A riesgo de parecer profetas ventajistas, es necesario recordar que, desde la transición, con la iniciativa de la izquierda y el seguidisimo de la derecha, se han destrozado los pilares básicos de la Patria. Que el escenario de ingobernabilidad y crisis institucional que hoy padecemos no es otra cosa que la consecuencia inevitable de haber construido un sistema tramposo y traidor a los españoles, a la historia de España y a la tradición moral y cultural de este pueblo. Y que aquellos que han apoyado con su voto a partidos que han contribuido a este desastre colectivo, han de saber que son culpables y responsables del mismo, porque han participado de políticas que atentan contra la vida humana, la Justicia social y el fortalecimiento de la tradición española. Hoy sólo nos quedan unas elecciones por delante. La mayoría de los MCS aplaudirán el "sorpasso". Nosotros tendremos que recoger las cenizas de España pensando en una futura resurrección.