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En “Eugenio”, Rafael García Serrano escribió la biografía del perfecto joven falangista que cayó con el corazón acrisolado por su amor a Dios y a España. El libro, “Eugenio o la Proclamación de la Primavera”, lo subtitula así: “ésta es como la historia del muerto que yo hubiera querido ser”.

 

 

El libro, escueto, breve, sin concesiones al pacifismo ni a la burguesía, ha sido desde hace 80 años el catecismo de todo joven falangista, y a la luz de sus letras, otros tantos jóvenes han escrito también su propia muerte.

 

Cuando me pidieron unas líneas de apoyo para ti, camarada Simón, y resto de valientes compatriotas que combatís al DAESH, las primeras palabras que se me vinieron a la mente son aquellas con las que Rafael abre el primer capítulo: «Zeus, hijo de Cronos, creó en esta tierra fértil una cuarta raza más justa y virtuosa, la celeste raza del Héroe».

 

Quizás, en unos tiempos aciagos en que los antepasados han sido abandonados, es cuando nace la figura del héroe como símbolo de lucha. Y es esa la palabra como creo que la Historia, antes o después, te describirá a ti y a tantos otros que sois la luz en un mundo oscuro.

 

En clase, donde estudio Relaciones Internacionales, uno de los mayores temas es el Estado Islámico: su nacimiento por oscuros intereses, su estrategia, su economía y su política. Nos dicen muchas formas de afrontar el conflicto, desde un punto u otro, a cada cual más liberal e insulso –ese liberalismo y esa tibieza bajo la cual crece-. Y, cansado de tanta charlatanería, siempre es grato recordar que hay quien, como tú, de veras defiende la Verdad y la Justicia.

 

Aunque mi esfuerzo, apenas comparable al tuyo, como Jefe del Sindicato Español Universitario, comparte tu misma lucha (Dios, Patria y Justicia), en el desgaste diario encuentra una fuente de fuerzas, y creo que hablo por todos mis camaradas, en el ejemplo, ya pasado –la Historia española está llena de héroes-, ya presente, como el tuyo, para seguir con tesón nuestra empresa. Nosotros sabemos, camarada, que sólo bajo la sombra de la Cruz es donde la serpiente islámica no crece.

 

Que sepamos estar a la altura de vuestro esfuerzo. Rafael, en ese primer capítulo, describía la que él llamaba “la muerte de voluntad”: “Esta sí que es bella, camarada Eugenio, porque la buscas tú y te la impones con voluntad. Mueres bajo el sol o bajo las estrellas. Pero mueres en combate y tu sangre se hace fértil como una primavera. Nadie dice nada. Sólo tus camaradas alzan el brazo, escriben tu nombre en letras de oro y gritan: Presente.”

 

Sin más palabras, te envío desde aquí todo nuestro apoyo. Que sepas, que si algún día llegara la noticia de tu muerte, que te has impuesto con voluntad, yo diré: “la suya ha sido como la historia del muerto que yo hubiera querido ser”. Escribiremos tu nombre con letras de oro y gritaremos: Presente.

 

 

 

Pablo Reinoso

Jefe Nacional del Sindicato Español Universitario (SEU)