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Resultado de imagen de psoe ciudadanos

Cada día que pasa tengo claro que lo que pretende la actual clase política dirigente y sus secuaces es agotarnos, saturarnos, hastiarnos hasta que no podamos más y demos por bueno cualquier acuerdo o componenda que se inventen. Todo menos seguir soportando esta absurda situación, esta pantomima de amor y desamor, este circo de malos payasos y peores actores.

 

La multitud de combinaciones de esta quiniela hace casi impredecible lo que sucederá a corto plazo. Sobre todo teniendo en cuenta en que en este país ningún partido político de los que tienen representación parlamentaria cumple con su palabra. El dicho “"donde dije digo, digo Diego”" adquiere aquí todo su esplendor, todo su significado. Siempre existe alguna excusa para desdecirse, algún matiz que nos venden como diferente para dar por buena su última decisión. La coalición PSOE-Ciudadanos está en marcha, aunque por momentos pareciera resquebrajarse a tenor de las declaraciones de los distintos dirigentes de las organizaciones políticas. Sin duda, existe sintonía. Atrás quedaron esas líneas rojas de no pactar con todo aquel que ponga en duda la unidad territorial de España, de no sentarse a negociar con los que solicitan referéndum de autodeterminación en las distintas comunidades autónomas. Al final todo vale con tal de no dejar escapar su oportunidad, su minuto de gloria. El bien común de España y los españoles es sustituido por el bien propio y de su partido. Nos venden como “política de cambio” la que lleva muchos años siendo antigua. Esto de la secesión, de la anti España, del colegueo y el olor a porro no es nada nuevo en la política Española. Es de una pereza infinita, de un sopor insufrible. Como insufrible es el que nos hablen de recuperar “el espíritu de la transición”. Madre mía, ¡es lo que nos faltaba! No tuvimos bastante con una, para plantearnos realizar otra en la misma línea que la primera. Se nos olvida con facilidad que la tan modélica transición española costo más de 1000 muertos, si tenemos en cuenta los casi 200 de los atentados del 11 de marzo. Se nos olvida que en los pactos de la Moncloa nada se pactó y todo se cedió, y lo que nos vendieron como un ejemplo de concordia, consenso y unidad, se ha destapado como el “origen del mal”, el principio del fin de una nación. Se reniega y se reescribe la historia, se olvida a nuestros mártires y son premiados verdugos y asesinos. La mayoría de nuestros políticos utilizan con mucha facilidad frases hechas y grandilocuentes, frases halagadoras hacia una época y hacia una situación que no fueron ejemplo de nada. Olvidamos con excesiva facilidad los muertos, los entierros por la parte de atrás, “el algo habrá hecho”, la nocturnidad y la alevosía, olvidamos nuestra historia e idealizamos una época que sólo fue un cumulo de despropósitos. La España actual es fruto de aquella. Nada de añorar, solo aprender a no repetir una transición fallida que algunos pretender resucitar.