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 Un político al uso como es Alberto Garzón, ha definido a Ciudadanos como el sostén del bipartidismo. Y lo cierto es que no se si era la intención del ínclito político, pero no resulta complicado encontrar una representación gráfica de esta definición en la constante y machacona publicidad explícita que uno se encuentra en todas partes, de la que es protagonista la conocida prenda interior inventada por un ingeniero aeronáutico.

  

Así que, uno ve un telediario cualquiera y se encuentra desprevenido con que, entre la noticia de un mitin de Rajoy en Alicante y un mitin de Sánchez en el Bierzo, aparece una señorita bien parecida, que utilizando como única prenda de vestir el citado invento aeronáutico, está totalmente convencida de que el elemento antigravitatorio la va a hacer mucho más feliz a ella y a no se cuantos más. Y sin que lo diga, el mensaje subliminal parece hacernos entender que un buen sujetador es mucho mejor que tener un trabajo estable, una familia colmada de bienes (espirituales más que materiales), un futuro lleno de certezas, un pasado al que honrar, un cielo al que elevar los ruegos y los agradecimientos y unas tinieblas de las que huir.

 

Y no resulta difícil, insisto, darle representación gráfica al símil de Garzón II, el Ultrajado de Iglesias. Uno deja volar la imaginación y cree ver en la señorita indicada, a un PP colgando a la derecha y a un PSOE colgando a la izquierda. A un  Estado convertido en escaparate de ropa interior. Y se encuentra con un sostén naranja, en vez de un tractor amarillo, por toda forma de trabajo productivo.

  

Si la crisis láctea, tan terriblemente solucionada por ambas partes hace un mes, no fuera objeto de mofa sino de todo lo contrario, la metáfora podría alcanzar incluso a nuestros castigados ganaderos y a sus desprestigiadas organizaciones representativas. Que se han demostrado representantes del Sistema, no de los que las han votado. 

  

Y como el anuncio de la señorita, uno se lo va a encontrar también entre los dibujitos de Pocoyo en suspensión de pagos, y la Heidi tridimensional de nuevo cuño, no deja uno de asustarse ante el futuro representado por tus hijos, que confiados, asisten al desfile de ropa interior, un poco antes de que Copito de Nieve salga correteando por el prado. 

  

¿Soportará en el futuro ese sostén naranja mejor a la derecha que a la izquierda? ¿Su fabricación en Taiwan le dará suficiente consistencia para que no se rompa bajo el peso de la responsabilidad de gobierno? 

  

Pues francamente, con perdón, se inmolará por mor de la democracia liberal que padecemos. Caerá a un lado y a otro dependiendo del mayor o menor peso de la silicona que se hayan implantado ambos partidos, de los que nunca le ha separado otra cosa que un broche o un tirante fácilmente manipulables. Pactará con uno o con otro, en plan faralaes o en plan chulapo, dependiendo quien le de más y le alivie de la presión que le oprime.

  

Pero, eso sí, ambos seguirán dando a aquellos que habitamos en esta triste España la misma mala leche en polvo: paro, trabajo indigno, aborto, eutanasia, corrupción, inmoralidad galopante, juventud desesperanzada, infancia robada. 

  

¡Qué distinta de aquella leche que cantaba el poeta! La de la madre heroica que después de calmar al hijo que amamanta, le dice los versos de la oda al dos de mayo:

 

“...dice al hijo que se va 

Pues que la patria lo quiere, 

lánzate al combate y muere. 

Tú madre te vengará.”

  

En vez de eso, seguiremos tan contentos con el anuncio de intimissimi, que al fin y al cabo el Sistema nos ha convencido que es mucho mejor ver un anuncio de ropa interior y lanzarse como un poseso a comprar la sutil prenda, que luchar porque tus hijos vivan en la España que nos dejaron nuestros padres.

  

Jaime Bardera.

 

Militante del Sindicato TNS