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La historia de las Vascongadas es la historia de enormes españoles y de enormes traidores a España. En eso, no se diferencia esencialmente de otras nobles regiones de nuestra Patria.

 

Al fin y al cabo, toda gran nación se ha forjado entre los golpes de martillos alevosos y el agotamiento de los yunques heroicos, inasequibles al desaliento.

 

 

  Y quizás, el más famoso de los traidores vascos a España, fue Lope de Aguirre, mandado por Felipe II a América para proteger a los indios contra los ambiciosos encomenderos que siempre en España ha habido (incluso ahora, aunque nuestros ambiciosos contemporáneos no necesitan violar la Ley, como aquellos, para esclavizar a sus trabajadores).

 

Este vasco que iba para héroe acabó pasando a cuchillo a los nativos que debía proteger, a su amante, a su hija y a todo elemento que se opuso a su rebelión contra España, puesto que en su delirio, Lope de Aguirre acabó declarando la independencia del Perú del Rey de España.

 

Otro traidor, Bolivar, le citó siglos después como el primer héroe de la independencia de América. Otro amante de la libertad. Acabáramos.

 

Desgraciadamente, sí, desgraciadamente, nuestros traidores coetáneos son bastante menos vehementes y mucho más taimados que Lope de Aguirre. El PP vasco, como el resto de la Estructura de Pecado a la que pertenece, traicionó primero a sus padres y abuelos, algunos de los cuales combatieron en la Cruzada.

 

Pactaron luego con los terroristas del “movimiento de liberación vasco”, traicionando así a las víctimas de ese “movimiento”.

 

Sacaron a los etarras de la cárcel, superando las excarcelaciones de su alter ego del PSOE, sumando así a sus traiciones la que perpetraron contra sus votantes.

 

No contentos con esta orgía de felonías, después de lustros homenajeando a la virtud, con su hipocresía, acabaron despreciando definitivamente a la primera, apoyando el aborto y el gaymonio con el mayor desparpajo. Y de ambas armas de destrucciónmasiva eran y son partidarios insignes políticos del PP vasco, como Oyarzabal, Quiroga, Maroto o Alonso, fieles seguidistas de la que canta “como una bola” y del jefe de todos ellos.

 

 ¿Qué va a cambiar con los nuevos líderes del PP vasco?

 

Sus despachos, que serán reformados a su gusto. Y sus coches oficiales a los que les caducará en breve, seguramente, el “renting high standing”.

 

Quizás, sólo quizás, si el terrorismo vasco se hubiera parecido en la proporción de víctimas de ambos lados que se da en Palestina (que estos últimos días alcanza la cifra de cinco terroristas muertos, o lo que sean realmente, por cada víctima israelí), la historia habría cambiado.

 

Pero ni los políticos del PP parecen querer parecerse en eso a los israelitas, a los que porotro lado, aplauden con las orejas, ni los terroristas vascos saldrían jamás a la calle con piedras y cuchillos contra sus objetivos, como hacen sus supuestos homólogos palestinos.

 


 

Jaime Bardera.

 

Militante del Sindicato TNS