"¡Oh, España! La más hermosa de todas las naciones que se extienden desde Occidente hasta la India. Tierra bendita y feliz, madre de príncipes y de pueblos. De ti reciben la luz el Oriente y el Occidente. Tú, honra y prez de todo el orbe; tú, el país más ilustre del globo. No hay en el mundo región mejor situada. Ni te abrasa el estío ni te hiela el rigor del invierno sino que, circundada por un clima templado, te nutren céfiros blandos".
Con estas palabras rendía San Isidoro de Sevilla testimonio de admiración a una de las más potentes luces de Europa. Y este programa, que nació con la ineludible y muy orgullosa vocación de servir de altavoz de un patriotismo sereno pero firme, quiere hoy también hacer un sencillo pero emocionado homenaje, acaso el último, a esta bella, difícil e inigualable nación española.
Hoy, un grupo de sediciosos va a intentar perpetrar un crimen horrendo. Como hicieron los republicanos el 14 de abril de 1931, van a aprovechar unas urnas, unas vulgares urnas que sólo están autorizadas a hablar en términos regionales o locales, para romper con el resto de España. Para destrozar una nación milenaria a la que ya nadie defiende. Para, en definitiva, aprovechar la nulidad, la cobardía, la irresponsabilidad de un gobierno inane para ejecutar la orden que desde el final del franquismo se viene buscando: el fin de España como nación.
Bien es cierto que nosotros no creemos que esto vaya a suceder en las próximas horas. No teman. Mañana volverá a salir el sol, sonarán los despertadores, iremos a trabajar y aparentemente nada habrá cambiado. Sería demasiado burdo, demasiado violento. Los separatistas, en realidad, no tienen tanta prisa. Saben que su juego es a largo plazo, pero saben que ganarán. La partida está ganada y solamente tienen que esperar un poco para celebrarlo. Eso es todo.
Al Gobierno de Rajoy le quedan unas cuantas bazas aún. Sobre todo, la apelación al Tribunal Constitucional. Olvídense los ilusos de movimiento de cuarteles o de coroneles tejerianos. Nada de eso. La cuestión será llevada al TC, los señores magistrados se lo pensarán durante el tiempo que les digan que se lo tienen que pensar, y después puede que tomen una decisión más o menos contundente contra algún cabecilla de los sediciosos. Es a lo más que pueden llegar. Ni suspensión de la autonomía ni artículo 8º de la Carta Magna.
En realidad, lo de esta noche y mañana no será más que un episodio, uno más, de este largo culebrón que dura ya cuatro décadas, y lo que te rondaré morena. Está en la naturaleza de estos separatistas alargar el cuento todo lo posible, porque entre tanto ellos van cobrando a fin de mes, van viviendo como sultanes, van cogiendo lo del 3%, van enchufando a amigos y conocidos, van rascando de aquí y de allá, y parece que no pero resulta muy rentable. Es el gran negocio del separatismo, del que la familia Pujol podría dar varias conferencias o escribir varios libros. Y éstos, Mas, Romeva y Junqueras, no son otra cosa que hijos políticos de Pujol.
España no se rompe esta noche porque salga el caudillito de mentón prominente a decir "Viva Catalunya lliure". No, no. España está rota desde que sus gobernantes decidieron que no valía la pena luchar por ella. Desde que la clase política barrió las cenizas del franquismo para instalarse en un relativismo moral que favorecía sus intereses particulares a costa de los colectivos. La unidad de España les importa menos que unos zapatos viejos. Y en esto, convénzanse, créanme, estén seguros, no hay diferencia entre unos y otros. Están cortados por el mismo patrón.
De manera que no, no estoy más preocupado hoy de lo que estaba ayer, o hace un año, o diez. Estoy igual de preocupado, de indignado e incluso de asqueado por vivir en un país con unos políticos tan penosos y con un pueblo que ha sido incapaz de dar, en cuarenta años, un puñetazo en las urnas para enviar un mensaje claro a favor de la unidad nacional y de su dignidad colectiva. Incapaz de hacer otra cosa que pasar de Cánovas a Sagasta y tiro porque me toca, como ovejitas felices de que las lleven al matadero unos mentecatos sin vergüenza ni preparación, salvo la preparación que tuvieron todos para acabar con España.
Decía Ramiro de Maeztu: "La patria es espíritu. El ser de la patria se funda en un valor o en una acumulación de valores, con los que se enlaza a los hijos de un territorio en el suelo que habitan". A los españoles nos han faltado muchas cosas desde 1975 hasta nuestros días. Una de ellas, el valor. Y otra, la propia conciencia de lo que significa ser españoles.
Y pregunto a los oyentes de Sencillamente Radio: ¿cree Vd. que hoy podría ser el último día de España como nación?
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Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, 93,50 de FM e Internet: http://www.gaceta.es/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.
La intervención de Jesús Muñoz en este programa la tenéis en el siguiente enlace:
