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España era una nación fuerte, envidia del mundo, con un Estado fuerte y un sentimiento patriótico como en pocos lugares, hasta que una generación de políticos jóvenes y resentidos, con la inestimable ayuda de los que venían del franquismo, lo empezaron a desmontar. A eso se le ha llamado Transición, y se ha tenido la guasa de decir que se hizo de manera pacífica y sin víctimas. Pero las víctimas no se produjeron entonces, ni siquiera hoy día. Las víctimas vendrán dentro de unos años.

 

 

 

 

Ayer se celebró en España la festividad de nuestro Santo Patrón, el Apóstol Santiago, aquel que nos ayudó a mantener indemne la sagrada identidad católica frente al invasor, y salvo los pocos que acudieron a oír misa, nadie se enteró de lo que se estaba celebrando. No interesa que la fiesta nacional sea realmente un día festivo. Interesa que se ignore nuestra Historia, nuestros héroes y nuestros símbolos. 

 

 

 

Es la misma razón por la que se quiere quitar de las calles los nombres de algunos de los mejores españoles, hombres que dieron su vida por todos nosotros, por la unidad nacional que ahora se está vendiendo de baratillo. La misma razón por la que se tiran al suelo, porque molestan, las biblias de los ayuntamientos mientras individuos desaliñados e ineptos trepan a lo más alto de nuestras instituciones. Se destroza, se esconde, se tapa lo mejor que hemos tenido para que no veamos la mugre que nos inunda. Para que no podamos comparar.

 

 

 

Porque es exactamente eso, la mugre, lo que nos está llegando al poder en España. Lo peor que hemos tenido hasta ahora, y miren que hemos tenido desgracias humanas en los últimos tres siglos. Tiparracas a las que contratan por hacer películas porno y orinar en las calles; individuos amorales aupados por ser novios de otras desconocidas, y cuya primera decisión es retirar un crucifijo que había colgado en la pared del consistorio. Muy revelador.

 

 

 

Pero verán, a mi me gusta hablar muy claro, y lo cierto es que nos merecemos esto y mucho más. Porque los pueblos que se comportan sin respeto a la moral objetiva y a la tradición cultural propia terminan empujando a las siguientes generaciones a un agujero negro de indefinición y falta de reglas. De relativismo, que no es otra cosa que el hijo mayor del liberalismo. España, o mejor dicho, los españoles de las últimas tres décadas han querido lo que tienen ahora. Esta basura, esta verdadera bazofia que está terminando de demoler lo que los padres de la Transición iniciaron.

 

 

 

Por eso, ¿a quién puede extrañarle que quiten un busto del rey Juan Carlos del Ayuntamiento de Barcelona, o una imagen de Felipe VI de otro consistorio catalán? ¿A quién le extraña que quiten la bandera de España de muchas instituciones? ¿A quien puede extrañarle que, antes semejantes provocaciones, toda la respuesta dada por el Gobierno sea una llamada de atención entre sonrisas y bromas de la señora vicepresidenta? ¿A quién va a extrañarle que quieran cerrar el Valle de los Caídos, o incluso demolerlo, como proponía el ínclito Anasagasti? ¿A quién va a extrañarle que gobierne en Navarra una aberchale que sigue los pasos de Bildu o Amaiur? Es una estrategia común consistente en destruir todo lo que recuerde al pasado para seguir creando la sociedad amoral que persigue la izquierda masónica desde siempre.

 

 

 

Pero en algo le doy la razón a los optimistas empedernidos: España, con la ayuda de Santiago Apóstol y de la Virgen María, ha vencido a todos sus enemigos, incluidos los internos, a pesar de las muchas vicisitudes por las que ha pasado. Estamos en uno de los peores momentos. Quedan semanas para un referéndum separatista y para unas elecciones generales en las que podemos esperarnos lo peor. Las pocos partidos patriotas están más divididos que nunca y el Ejército no parece muy dispuesto a rebeldías. Nos toca esperar y darnos a la oración. Y eso sí, cuando nos llamen a las urnas, a seguir votando a los de siempre, no vayamos a ponérselo fácil a las fuerzas celestiales.

 

 

 

Y hoy pregunto a los oyentes de Sencillamente Radio: ¿debe actuar el Gobierno contra aquellos alcaldes que pretenden eliminar los símbolos nacionales?

 

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 Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, 93,50 de FM e Internet: http://www.gaceta.es/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS. 

 

La intervención de Jesús Muñoz en este programa la tenéis en el siguiente enlace:

TNS en la Inter

http://www.sindicatotns.es/index.php?option=com_content&view=article&id=340:los-que-ultrajan-símbolos-nacionales-y-los-que-lo-consienten-intervención-de-jesús-muñoz-en-radio-inter&catid=11&Itemid=107