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Mapa de comunidades de España

 

 

Hace unos días, en el programa A Fondo de Radio Inter, hablábamos Josep María Francás y un servidor sobre la utilidad de las comunidades autónomas. Hoy votamos los españoles en unos nuevos comicios para elegir alcaldes y presidentes regionales, sin que sepamos muy bien la utilidad de unos entes, las autonomías, en una España que, a su vez, tiene más recortada que nunca su soberanía por la omnipresencia de Europa. Hay cada vez más instituciones, pero no tenemos demasiado clara su utilidad. 

 

 

De las autonomías sabemos varias cosas. Sabemos que cuestan demasiado y que gran parte de la ruina del país procede de ese agujero sin fondo. No precisamente de pagar servicios públicos, sino de pagar infinidad de cargos de enchufados y amigos de familiares, con sus respectivos equipos, que nadie parece dispuesto a adelgazar. Parlamentos regionales cuya utilidad sinceramente hemos de poner en duda y cuyo coste, sencillamente, no podemos asumir.

 

Sabemos que son un nido de corrupción. La mayoría de casos de corrupción política en España tienen que ver con la existencia de estas instituciones: con su falta de transparencia, con la endogamia que caracteriza las relaciones políticas, y con un chorreo constante de dinero público, de nuestros impuestos, que se gasta alegremente con comisiones millonarias al primero que pasa por la puerta. Así ha venido siendo en las últimas décadas.

 

Sabemos que no acercan la Administración a los ciudadanos. Para eso, en todo caso, estarían los ayuntamientos. Las autonomías hacen leyes para crear desigualdades entre españoles, para marcar dobles velocidades, para diferenciar entre ciudadanos de primera o de segunda. Habría que acudir a la hemeroteca, o tirar de archivos, para poder recordar alguna ley autonómica que podamos considerar como imprescindible o al menos necesaria para los españoles de esa región. La inmensa mayoría de ellas son perfectamente prescindibles. 

 

Pero quizá lo peor de nuestro sistema autonómico es que, a medida que engorda, crece y se hace más y más grande, a España le ocurre justo lo contrario: que cada vez es más pequeña. Primero, por la exagerada influencia de las llamadas "comunidades históricas", que plantean una amenaza constante a la unidad nacional, reivindicando supuestos derechos históricos que sólo existen en la imaginación de los demandantes. Segundo, porque incluso en regiones donde no hay el menor antecedente histórico que pudiera justificar la autonomía, minorías aupadas al poder de manera ficticia e irresponsable han conseguido hacer calar en la opinión pública un sentimiento carente de sentido, pero creciente en los últimos lustros. 

 

De manera que, lo que hoy tenemos es una nación puesta en entredicho, discutida y discutible según dijo aquel nefasto señor (y según piensa más del 90% de nuestros políticos actuales), en la que estas autonomías nos arruinan cada día más, sin ofrecer a cambio otra cosa que cargos públicos muy bien pagados para los partidos del sistema. Para los dos grandes, y para los pequeños que se han ido subiendo al carro ha medida que se han esquilmado los bolsillos de los españoles, que hoy sufren paro, hambre y miseria. Cada vez tenemos más porciones de España, y esa es la primera causa de que nuestra Patria sea hoy un despojo que nadie respeta. Ni dentro ni fuera.

 

Como es fácil de entender, nadie de la casta política, ni de la que ha mandado hasta ahora ni de la que quiere mandar, tiene la más mínima intención de eliminar o modificar el sistema autonómico. No, porque se les acaba el chollo. Porque no hay forma más fácil de vivir bien, del momio del dinero de todos, sin pegar un palo al agua o pegándolo flojito, y tener asegurada una existencia burguesa, cómoda y sin incómodos despertadores que suenan a las 6 de la mañana. Aunque para ello tenga uno que ondear una bandera con una hoz y un martillo.

 

A los que somos patriotas, lo que nos importa es España. Los que amamos nuestra Patria, no necesitamos que haya ni tantos políticos, ni tantos asesores, ni tantos enchufados. Hace décadas este país crecía al 8%, muy por encima del resto de países europeos, y desde luego no había ni el 10% de los políticos que tenemos hoy. Y mucho nos tememos que ha sido este invento de las autonomías, perpetrado en la nunca suficientemente ponderada Transición, el que ha provocado esta ruina colectiva. 

 

Y hoy preguntamos a los oyentes de Sencillamente Radio: ¿deben desaparecer las comunidades autónomas?

 

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Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, 93,50 de FM e Internet: http://www.gaceta.es/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS. 

La intervención de Jesús Muñoz en este programa la tenéis en el siguiente enlace:

 

Hay que acabar con el Estado de las Autonomías (Intervención de Jesús Muñoz en Radio Inter)

 

http://www.sindicatotns.es/index.php?option=com_content&view=article&id=314:hay-que-acabar-con-el-estado-de-las-autonomías-intervención-de-jesús-muñoz-en-radio-inter&catid=11&Itemid=107