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Hay muchas formas de vivir. Casi todas son absolutamente respetables. Se puede vivir en coherencia con aquello en lo que uno cree, o hacer exactamente lo contrario de lo que uno predica. Por ejemplo, hay sedicentes católicos que no pisan una iglesia en años, que no se confiesan desde que hicieron la Primera Comunión, y que sólo rezan antes de entrar en un quirófano. Y sin embargo, son capaces de decir a los demás lo que tienen que hacer, decir e incluso pensar.

 

 

Los que intentamos, en la vida pública, con mucho esfuerzo e insistencia ser coherentes con nuestros principios y valores, tenemos un caballo de batalla siempre que llegan unas elecciones, que es el famoso voto útil, o también llamado "el mal menor". Es decir, apoyar en las urnas a ese partido que no es el que a uno representa, que no es el que a uno convence, un partido que a uno le ha decepcionado, cabreado y llevado incluso a la indignación, pero que sigue pareciendo mejor que otros que simplemente nos repugnan y que no queremos ver en el poder. Se puede definir de otras formas, pero ésta que acabo de señalar nos parece suficientemente clara.

 

Y preguntándome el por qué de ese extraño comportamiento, que evidentemente adultera la democracia, crea mayorías ficticias y hacen imposible la regeneración de los partidos más corruptos (al dar un cheque en blanco de una inmerecida confianza), no puedo conformarme con la respuesta de que la gente no tiene ni idea, es una insensata, carece de verdaderos principios o es masoquista. Tiene que existir necesariamente otra explicación. 

 

Y quizá parte de la respuesta a esta inquietante pregunta podamos verla en dos fenómenos ciertamente curiosos que se han hecho públicos en los últimos días. Me refiero por una parte a la rotunda victoria del conservador David Cameron en las elecciones del Reino Unido, contra lo que indicaban todas las encuestas; y al descalabro de Podemos, la esperanza de los indignados españoles, en la intención de voto que refleja el último sondeo del CIS hecho público el jueves.

 

Cameron ha derrotado a la improvisación, a la inexperiencia, a la falta de una alternativa seria y creíble, a la indefinición ideológica y a la irresponsabilidad política. El líder tory ha hecho trizas al laborismo, llevándose también por delante a casi todos los pequeños aspirantes a condicionar su acción de gobierno. Los ingleses han premiado la certidumbre de lo ya conocido frente a aventuras bastante insensatas. Y en España, el partido de Iglesias ha pasado en sólo unos meses de casi un 24% de intención de voto en las generales a un 16%, mientras que Ciudadanos, una opción menos rupturista, crece en positivo a un ritmo muy similar. De nuevo, se elige lo menor arriesgado, lo que parece más razonable.

 

Hemos de concluir, pues, que lo que empuja a la mayoría de votantes indecisos, o con una ideología no muy definida, a inclinarse por el voto útil es, principalmente, la aparición de partidos que, sin romper con el Sistema, sí que presentan una retórica muy de "tiempos de crisis" para ganar adeptos entre los más desfavorecidos, ofreciendo, sin embargo, fórmulas que o bien son de difícil aplicación práctica, o bien directamente disparatadas. Lo hemos visto en Grecia después de la victoria electoral del Podemos griego, el Syriza de Alexis Tsipras.

 

Experiencias como la griega, o propuestas electorales tan absolutamente irresponsables e insensatas como las de la izquierda o la extrema izquierda en España y en otros países hacen que muchos electores apuesten por "lo malo conocido". Ante la posibilidad de perderlo todo, muchos ciudadanos prefieren conservar lo poco que tienen. Lástima que ni siquiera eligiendo el mal menor puedan estar seguros de conseguir ese objetivo, porque después esos mismos partidos incumplen descaradamente el programa con el que se presentan a los comicios.

 

Otros preferimos votar en conciencia. Pero en esto de la democracia, ya saben, el voto es libre y secreto.

 

Y hoy pregunto a los oyentes de este programa: ¿consideran legítimo, democráticamente hablando, el voto útil o voto al mal menor?

 

 

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Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, 93,50 de FM e Internet: http://www.gaceta.es/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS. 

 

La intervención de Jesús Muñoz en este programa la tenéis en el siguiente enlace

 

¡Qué no te engañen!, la verdad sobre el voto útil (Intervención de Jesús Muñoz en Radio Inter)

http://www.sindicatotns.es/index.php?option=com_content&view=article&id=308:¡qué-no-te-engañen-,-la-verdad-sobre-el-voto-útil-intervención-de-jesús-muñoz-en-radio-inter&catid=11&Itemid=107