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Con la ingesta de las últimas uvas, es inevitable hacer toda clase de previsiones, expresión de deseos, esperanzas, anhelos, etc., cara al nuevo año que comienza. Siempre digo que los únicos que hacemos estas cosas somos los humanos: los relojes siguen marcando la hora exactamente igual, sin alterarse lo más mínimo, y a los calendarios se les caen las hojas como a los árboles en otoño sin reparar en esto que tanto celebramos las personas. Qué decir de los animales o de las plantas.

 

 

Pero lo cierto es que, para los españoles, se nos presenta un 2015 morrocotudo, tanto o más que haya podido serlo el funesto 2014. Hemos visto resucitar un partido político con ideas que parecían enterradas en los libros de Historia hacía mucho tiempo. Hemos seguido sufriendo la crisis económica en los lomos de las clases más humildes. Hemos ampliado el número de páginas de la corrupción política en España. Hemos visto entrar en la cárcel a personas que antes parecían respetables. Y sobre todo, el conjunto de la sociedad vive en un permanente estado de convulsión, de violencia contenida; es como si todos tuviésemos un presentimiento fatal sin saber muy bien por qué.

 

Quizá porque somos como somos como pueblo, porque hemos dado la espalda a nuestros orígenes, nuestras tradiciones y nuestra Fe, y nos hemos embrutecido aún más, curiosamente, con el paso de las décadas. Es significativo comprobar la malísima educación que demuestran hoy muchos jóvenes que, sin embargo, presumen de haber ido a la universidad y de tener un máster en puturrú de fuá. Esa mala educación, la ausencia de valores, el relativismo moral, el derrumbamiento del modelo familiar clásico y el empobrecimiento de los planes de estudio y las leyes educativas están en la base de todo lo que nos pasa.

 

El próximo noviembre hay elecciones generales. Antes, en mayo, tenemos las municipales y autonómicas. El presagio es malo, ocurra lo que ocurra. Si Podemos no se deshace como un azucarillo (teoría que se ha puesto de moda en las últimas semanas), consiga lo que consiga será desastroso para España. No digo nada si lo que consigue es el poder. Pero, por el contrario, si es el bipartidismo de PP y PSOE el que sale reforzado, precisamente como respuesta al fenómeno populista de extrema izquierda, les habremos dado un cheque en blanco para seguir haciendo lo mismo que en estos cuarenta años.

 

Las pocas y en general mal organizadas pequeñas fuerzas patriotas que estoy convencido de que harán el esfuerzo de presentarse a las elecciones no han conseguido convencer, de momento, más que a unos pocos miles de españoles, insuficientes para dar músculo a un proyecto hoy residual. Ser pequeño no es motivo suficiente para no intentarlo, eso desde luego, pero sí convendría que estos partidos hicieran una reflexión que les llevase a cambiar de estrategia con el fin de ilusionar a miles y miles de españoles que se sienten huérfanos y que no saben a quién votar.

 

España hoy no necesita más socialismo, ni más liberalismo, ni más capitalismo, ni más materialismo. España necesita más España. España necesita fortalecerse para ser un país serio y respetable. España necesita que sus ciudadanos sepan que éste es un lugar donde se puede vivir y progresar, donde se puede educar a los hijos en libertad sin temor a que nos roben lo que durante tantos siglos hemos construido. Por eso, perderán el tiempo, el dinero y probablemente la paciencia aquellos que quieran seguir siendo cabeza de ratón sin moverse de su posición ni un milímetro, pensando que la cabezonería es sinónimo de coherencia. Lo coherente es ser inteligente; y lo inteligente sería componer, cuanto antes, un proyecto común de carácter patriota que llenase de ilusión a millones de españoles que quieren dar la réplica al populismo chavista de Podemos.

 

España ha dado cabezas únicas e irrepetibles, como la de José Antonio Primo de Rivera. Pero lamentablemente, tras su vil asesinato por parte del marxismo español, no ha vuelto a aparecer un talento político, de signo católico y patriota, capaz de articular un movimiento mayoritario que pueda alzarse con el poder en nuestro país. Quizá no sea el momento de personalismos. Quizá no consista en encontrar el elefante blanco, ni el trébol de cuatro hojas. Quizá la solución sea más fácil y esté en nuestras manos, en las de todos los que queremos una España mejor y más fuerte, una España en la que no estemos abocados a coger el primer vuelo que salga de Barajas. Quizá 2015 sea el año en el que la Providencia nos regale un poco de sensatez, de inteligencia y de sentido de la responsabilidad para cambiar nuestro propio destino.

 

Y hoy pregunto a los oyentes de Sencillamente Radio: ¿creen que 2015 va a ser un buen año para España teniendo en cuenta la doble cita electoral que habrá en mayo y en noviembre?

 

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Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, 93,50 de FM e Internet: http://www.gaceta.es/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.