Hoy es el Día de la Hispanidad. El día de los patriotas españoles, el de aquellos que creemos que España, al menos culturalmente, espiritualmente, no se termina en los límites que marca la geografía nacional. Hoy es un día para el sano orgullo de quienes tenemos a la Patria como nuestra segunda madre, y muy especialmente ahora que algunos enanos mentales quieren destrozarla para repartirse los pedazos.
Sin embargo, desconfío de los patriotas que sólo saben mirar nuestro legado histórico con la boba autocomplacencia de un espíritu acrítico. No lo comparto, porque me parece que es una forma infantil de sentir la Patria, una manera incompleta de vivir el sentimiento de ser español.
Siempre he sido extremadamente crítico con la forma de ser nacional. Creo sinceramente que los grandes logros conseguidos por España a lo largo de su historia se han debido a hombres extraordinarios que han conducido los destinos de un pueblo, por lo general, escaso de virtudes morales y humanas colectivas, quizá con un par de excepciones a lo largo de nuestra agitada Historia.
Si, además, tenemos en cuenta que el paso de los siglos no ha hecho sino engordar nuestros peores vicios y empequeñecer la parte mejor, el resultado no puede ser muy diferente al que tenemos hoy.
Nos engañamos lamentablemente al pensar que la clase política es la culpable de todas nuestras desgracias. Esa postura, que es muy cómoda porque elude cualquier autocrítica, esconde una realidad palmario que difícilmente se puede negar: los políticos no vienen de ningún planeta lejano. Salen de entre nosotros, son y piensan básicamente como nosotros, y básicamente por esa razón son elegidos en las urnas invariablemente por la mayoría de nosotros. Como siempre ha dicho, con mucha gracia y acierto, Eduardo G. Serrano, "si metemos en una batidora al pueblo español, lo que sale es Rodríguez Zapatero".
Esta necesaria aclaración es pertinente si analizamos los acontecimientos que han ocurrido en los últimos días a propósito de lo que se ha dado en llamar "la crisis del ébola en España", tras el contagio de la auxiliar de enfermería Teresa Romero. En efecto, nuestra clase política ha quedado como lo que es: un colectivo poco preparado, incapaz de gestionar lo extraordinario, por lo general cobarde a la hora de asumir responsabilidades, y torpe hasta límites insospechados a la hora de comunicar las noticias a la sociedad. No sólo han hecho el ridículo más espantoso ante el resto del mundo, sino que, como siempre, han intentado echar la culpa "al empedrao".
Pero, insisto, es un error de bulto pensar que en los políticos empiezan y acaban las responsabilidades. No es casualidad que esto haya sucedido en España. Fuera de África hay 140 países, y evidentemente no es casual que el único caso de contagio de ébola fuera del continente africano haya ocurrido aquí. Somos, aunque nos duela admitirlo, el país de la chapuza y de la improvisación, de la pereza, del pasotismo y de la juerga. Estamos a años luz de los países más competitivos del mundo económicamente hablando, y ocupamos la cola, desde hace mucho tiempo, en cuanto a nivel educativo de los estudiantes. Somos un desastre total y absoluto, y cada día más, y quienes rompen esta regla general son exclusivamente las excepciones.
Pero para poder ejercer la autocrítica, es imprescindible la humildad. Y aquí damos con otro de los peores defectos del modo de ser español, que es la insoportable soberbia. Aquí cualquier mediocre, cualquier mequetrefe se cree capaz de impartir enseñanzas, dar conferencias y establecer lo que está bien y lo que está mal. No sabemos escuchar, no queremos aprender, somos borricos y obstinados, queremos tener siempre toda la razón, y la envidia (otra peculiaridad ibérica) nos hace desconfiar siempre del que más sabe. Ese es el espejo nacional.
Podemos, como siempre, quedarnos en la superficie de todo. Podemos contentarnos con que no haya más infectados por el ébola, con que no vengan más misioneros (porque, como dicen algunos, "el ébola es africano"). Podemos seguir diciendo que los defensores del perro Excalibur no harían lo mismo delante de los abortorios de nascituri. Pero seguiremos con los ojos tapados respecto de nuestros peores defectos como pueblo, y en consecuencia, seguiremos siendo el hazmerreír del resto del planeta. Con estos políticos, o con los que quieren serlo.
Y hoy pregunto a los oyentes de Sencillamente Radio: ¿Cree Vd. que las autoridades sanitarias han gestionado bien la crisis del ébola en España?
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Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, 93,50 de FM e Internet: http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.