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Categoría: Artículos
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La corrupción española no es un accidente sino una conspiración

La sensación es generalizada: nunca ha habido en España esta mezcla, tan explosiva como hedionda, de corrupción moral, ausencia total de valores, falta absoluta de respeto a la ley por parte de la clase dirigente, y carencia de rumbo político. Es como si hubiera entrado un extraño virus: el virus de la incompetencia y la mediocridad, el que deja a las personas inermes ante la carcoma de la putrefacción moral, que siempre antecede a la de la carne. El liberalismo y la democracia, palabras mitificadas por los apóstoles de la modernidad, nos han despojado de las virtudes que siempre, históricamente, habíamos demostrado como pueblo y nos han convertido en lo que somos hoy: un país en jaque mate.

 

 

Porque quisiera yo preguntar a quienes tienen la palabra democracia en un altar, como si fuera San Antonio de Padua. ¿Ha habido algún momento de nuestra historia más o menos reciente en el que los ciudadanos hayamos pintado menos que ahora? Se nos dice, en la propaganda del sistema, que nosotros tenemos el poder ("people have the power", decía Patti Smith), pero ¿alguno de ustedes tiene una tarjeta de crédito negra en Caja Madrid para poder gastar lo que le dé la realísima gana sin tener que devolverlo? Yo no conozco a nadie. Los ciudadanos tenemos una tarjetas cuyas comisiones de mantenimiento, por cierto, son cada vez más altas, y desde luego de crédito ilimitado nada. Cada euro de crédito que nos dan nos lo cobran luego a precio de caviar. Otros, en cambio, ya hemos visto que no tienen ese problema. 

 

¿Alguno de ustedes, algún amante de esta democracia liberal, como sistema pluscuamperfecto que es, ha probado a dejar de pagar una simple multa de tráfico?, ¿o a saltarse un semáforo?, ¿o a no pagar el IBI, la renta, o el recibo del agua, o de la luz? Pues en Cataluña, la clase dirigente de esa región española se salta la Constitución Española, y por si había alguna duda al respecto, le hace un corte de mangas con butifarra de la Garriga incluida, al Tribunal Constitucional, y se mantiene en sus trece de sacar las urnas a la calle el próximo 9 de noviembre. ¿Y qué podemos hacer nosotros, ciudadanos que supuestamente tenemos el poder en democracia? Ya se lo digo yo: absolutamente nada. Ver, oír y callar.

 

Han visto Vds. cómo el partido que gobierna, y que al parecer representa al centro derecha liberal conservador en España, el PP, acaba de retirar el proyecto de reforma de la ley del aborto, que iba en su programa electoral y que, imaginamos, habrá arrastrado el voto de miles de españoles lo bastante ingenuos como para pensar que el PP es un partido provida. ¿Incumplir un punto básico de un programa electoral no es una causa de deslegitimación del poder?, me pregunto. ¿Burlarse de los propios votantes, hacer de su exigencia de cumplimiento del programa electoral objeto de burla con recochineo, no es razón suficiente para desconfiar del Sistema? En todo caso, sea como fuera, también en esto, los españoles no tenemos nada que decir. También en esto: a callar, a aguantar, y eso sí, a seguir pagando impuestos mientras la deuda pública superará, por primera vez en la Historia, el 100% del PIB dentro de unos meses, según los Presupuestos Generales del Estado.

 

Pero, como les decía, el asunto de las tarjetas de crédito opacas de Caja Madrid ha sido, por decirlo de alguna manera, la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de muchos españoles (vasos que, por lo demás, van a seguir colmándose en el futuro, porque son vasos que nunca terminan de rebosar). Todos los partidos importantes, PP, PSOE e IU están en el ajo (a través de los consejeros nombrados a dedo), como lo están los dos principales sindicatos de izquierdas. Son las fuerzas vivas del Sistema, las que nos piden paciencia para aguantar la crisis, las que nos piden confianza cuando llegan las elecciones, las que nos exigen un esfuerzo más para sacar a España adelante mientras ellos mismos, la casta dirigente, se encarga de despellejarla. Mientras la clase media, con sueldos míseros y pensiones de vergüenza, tapábamos el agujero de Bankia, estos señoritingos se pulían cientos de miles de euros en regalos y lujos que jamás tendrán que devolver. Porque para devolverlo ya estamos nosotros: los paganinis del Sistema.

 

Y en este punto estamos. ¿Qué puedo decirle a un padre de familia que no tiene para pagar el colegio de sus hijos? ¿O a esa ama de casa que tiene que estirar la olla de lentejas para que duren media semana, como en la posguerra? ¿O a esa pensionista que, otra vez, ahora en noviembre, cuando llegue el frío a Madrid, tendrá que arreglarse con una manta porque no le llega para encender la caldera? ¿Qué puedo decir a todos los españoles que sufren cada día este sistema absurdo y ridículo en el que, teniendo el poder, no pintamos absolutamente nada? Lo único que puedo decirles es que en mayo volverá a haber elecciones, y que naturalmente iremos a votar a los de siempre.

 

Y hoy pregunto a los oyentes de Sencillamente Radio: ¿son el PP y el PSOE, al 50%, los principales culpables de la corrupción en España?

 

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Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, 93,50 de FM e Internet: http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.