La educación de un pueblo es lo único que puede darle sentido a la democracia. Sólo desde el conocimiento se puede ser libre para elegir correctamente lo que es bueno para la comunidad. La ignorancia es, pues, la peor dictadura, la más perniciosa y dañina, la que peores efectos tiene a corto, medio y largo plazo. Un pueblo inculto es un pueblo condenado a padecer la mayor desgracia a la que puede verse abocada la especie humana: la resignación a la mediocridad.
Desde la muerte de Franco hasta nuestros días, el sistema educativo español no ha hecho otra cosa que retroceder hasta situarse, con los distintos bodrios de leyes socialistas y peperas, en la posición actual: según el informe "Panorama de la Educación 2013", hecho público esta semana por la OCDE, España tiene un 46% de personas entre 25 y 64 años sólo con la educación obligatoria o menos, es decir, más de 20 puntos por encima de los países desarrollados. Ésta es la realidad, al margen de propagandas y de realidades edulcoradas por los partidos....Leer el artículo completo...l
Curiosamente, España destina 9.608 dólares al año de gasto público por alumno en la educación pública, lo que significa un 15% más que la media de la OCDE, que es de 8.382 dólares. Luego, no por gastar más dinero público se consiguen ciudadanos mejor educados, podríamos deducir. Hoy todo lo arreglamos con gastar más dinero, pero ¿alguien se ha planteado aquí, en nuestra triste España de hoy, qué pasa con la calidad educativa?, ¿qué enseñamos y cómo enseñamos a nuestros chicos para que tengan una cultura que les permita, no sólo ser buenos profesionales, sino sobre todo ciudadanos libres y responsables?
Les vengo diciendo en este programa que, desde la Transición, lo que tenemos en España es una izquierda que manda, incluso cuando no gobierna, que ha establecido las reglas del juego basadas en desmontar nuestra tradición histórica y cultural, y que la derecha, bobalicona y acomplejada, ha permitido que esto sea así. En la educación ocurre lo mismo: es el socialismo el que ha impuesto la cultura de la vagancia y el analfabetismo, porque desde luego le interesa tener a los españoles enganchados al "Sálvame" en vez de a la enciclopedia. Y la derecha traga. Quizá sólo por cobardía y dejadez, por acomplejamiento. Quizá porque también le interese.
Esta semana, el ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha terminado suavizando las exigencias académicas para acceder a las becas que preveía la redacción inicial del borrador de decreto. En concreto, ha situado en el 5,5 la nota requerida tanto para la beca de Bachillerato como para las que exime de pagar matrícula en la universidad. O sea, un punto por debajo de su intención inicial. ¿Y eso por qué?, se preguntarán ustedes. Muy fácil: porque la izquierda ha iniciado una campaña demagógica, basada en falacias, acusando a la derecha de quitar las becas a los pobres. Como si esto fuera un asunto de lucha de clases, cuando en realidad estamos hablando de recuperar la cultura del esfuerzo y de la excelencia, o de seguir en el actual modelo de fomentar la mediocridad y la vagancia.
Todos los jóvenes que quieran estudiar y no puedan, deben tener la opción de recibir una beca. Para eso pagamos muchos españoles gustosamente nuestros impuestos. Pero esa beca, que sale del esfuerzo y el sacrificio de miles de personas, tiene que justificarse con unos resultados académicos, es decir, con buenas notas. Un 5,5 ha sido siempre un "sufi", y la obtención de esa calificación no demuestra precisamente un gran empeño por parte del estudiante en hacerse merecedor del privilegio que supone la concesión y el mantenimiento de una beca. Luego, no es una cuestión de pobres o ricos; es una cuestión de querer o no querer trabajar, de esforzarse o de hacer el vago, de merecer un futuro o de convertirse en un parásito al que tendrán que mantener primero los padres y luego el Estado, o el partido.
Pero la derecha, que podría perfectamente cambiar el estado calamitoso de nuestra educación, termina cediendo siempre al chantaje emocional e intelectual que le propone la izquierda. Termina achantándose y haciéndose estupidamente rehén de las trampas demagógicas que le tiende el socialismo progre. Y el resultado es nuestra sociedad de hoy: el número de "ninis" (ni estudian, ni trabajan) en España ha aumentado, agárrense, un 69% en los últimos tres años contabilizados por la OCDE. ¡Un 69%!, cuando la media del resto de países de nuestro entorno es de sólo el 24%. Estamos en el vagón de cola de Europa, y somos el hazmerreír del mundo.
Así, que no nos extrañe luego que la telebasura de Telecinco tenga los niveles de audiencia que tiene. Que no nos extrañe ver el desfile de chorizos y sinvergüenzas que vemos a diario en las portadas de los periódicos, pasando unos por caja y otros por la cárcel. No nos echemos las manos a la cabeza viendo a ministras analfabetas, a presidentes del Gobierno con el cociente intelectual de un escarabajo, o a presuntos intelectuales que hablan con faltas de ortografía y haciendo con el diccionario lo que hace Cristiano Ronaldo con el esférico en el Bernabeu. Tenemos una sociedad hedionda y cutre, llena de paletos y de vagos, con una clase política que elabora leyes para que nuestros chicos hagan dos cosas: o quedarse y vegetar en el reino de los mediocres, o emigrar y buscar un oasis donde poder convertirse en personas.
Ah, y para que mis compañeros de profesión no se vayan de rositas: de todo este panorama, un porcentaje altísimo de culpa la tienen los periodistas. Por falsear debates como el de las becas con titulares engañosos que no van al fondo del asunto. Por contribuir con su dejadez e indolencia al mantenimiento de ciertas mentiras de consenso. Por inculcar desde los MCS la irresponsabilidad, el sensacionalismo y el desahogo, en vez de la seriedad, el rigor y el equilibrio. Por ser, en resumen, un modelo negativo para los jóvenes, proponiéndoles ídolos de medio pelo y comportamientos chuscos y barriobajeros, en vez de personalidades ilustres y actos de nobleza, integridad o patriotismo.
Tenemos lo que nos merecemos. Una democracia de tres al cuarto, integrada por una clase política de bajísima estofa, con leyes educativas que lastran a las próximas generaciones para que sigamos teniendo más de lo mismo. Porque lo que interesa no es un pueblo culto y moralmente irreprochable, conocedor de su Historia, fiel al Credo común de los españoles y amante de nuestras mejores esencias patrias, sino un magma social de tinte progre, políticamente manipulable y ultra del relativismo, para que luego puedan defender el aborto o el Orgullo Gay y acudan cada cuatro años a votar a quien hay que votar. De manera que todo siga estando atado y bien atado.
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Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, Internet: http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.
Esta que acabáis de leer es uno de sus editoriales en ese programa
Todos sus editoriales los podéis encontrar en el siguiente enlace de nuestro foro TNS http://tns.mforos.com/1022048/10861765-editoriales-de-rafael-nieto-en-sencillamente-radio/