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Los grandes medios de comunicación, aliados y cómplices necesarios para que las grandes mentiras de consenso que propala el Sistema puedan penetrar fácilmente en la opinión pública, se han empeñado en intentar convencernos de que una de las pocas vías de solución del conflicto entre el Gobierno de Rajoy y el autonómico de Artur Mas por el asunto de la consulta separatista del próximo 9 de noviembre, es enfocar el desencuentro desde el punto de vista económico para que el Ejecutivo central pueda ofrecer dinero a cambio de soberanía. Según una extensa y bien documentada información que ofrecía el viernes el diario El Mundo, Rajoy y su equipo económico estarían dispuestos a dar a Cataluña un nuevo concierto económico con el objetivo de rebajar la actual tensión institucional entre ambos gobiernos.

 

 

De esta manera, los separatistas catalanes conseguirían uno de sus grandes objetivos: bilateralidad en la negociación de la financiación, recaudación del 100% de los impuestos que se recaudan en Cataluña, y naturalmente una Agencia Tributaria propia. Parece que los diputados más moderados de CIU, que se sientan en sus escaños de la madrileña Carrera de San Jerónimo, se darían con un canto en los dientes si se consiguieran estos logros, y aparcarían sine die la peregrina exigencia de conseguir cuanto antes la independencia de Cataluña.

 

Sobre todo, teniendo en cuenta que esta misma semana, el Tribunal Constitucional, de manera unánime, ha prohibido la celebración de la consulta ilegal que Artur Mas ha convocado para noviembre próximo. En una contundente sentencia, el Tribunal afirmaba que Cataluña "no puede convocar unilateralmente un referéndum de autodeterminación". Veremos el caso que hacen los mandarines catalanes a esta sentencia, toda vez que incluso los ayuntamientos de la región ya han sido consultados sobre cómo van a colaborar a la hora de poner las urnas en la calle. 

 

La obstinación y contumacia de Artur Mas, multiplicada tras el distanciamiento personal con Rajoy que viene de su entrevista de septiembre de 2012 (cuando el gallego dijo NO a un pacto fiscal que rompía el principio de solidaridad de las regiones), parece tener en los esbirros de ERC y en el sector más duro de CIU (con escaño en el Parlamento catalán) a sus más eficaces aliados. Al contrario, el sibilino Durán Lleida y otros melifluos separatistas de cuello blanco se contentarían, como digo, con un concierto económico ventajoso.

 

Pero como les decía al principio, tengo para mí que nos engañamos al creer que lo uno es antítesis de lo otro, o que simplemente con un buen apaño económico se van a detener las aspiraciones separatistas, que arrancaron en la Segunda República, estuvieron latentes durante la Transición y han aflorado ahora de nuevo en medio de este verdadero cachondeo nacional. La unidad de España es una idea que sofoca y martiriza a sus enemigos, que en su aldeana pequeñez, son incapaces de entender la realidad de Cataluña: cuanto más sólidamente ha estado unida al resto de España, más prosperidad han alcanzado sus habitantes.

 

Curiosamente, el Sistema nos disuade de enfocar el problema desde el punto de vista del más que legítimo sentimiento patriótico que tenemos los españoles, y acude permanente a razones legales, al Derecho positivo. Pero en la práctica, lo que vemos es que ni siquiera las sentencias que dicta al respecto el Tribunal Constitucional, máximo órgano jurisdiccional en esta materia, mueven ni un solo milímetro a los sediciosos de sus objetivos, sin que ninguna otra autoridad del Estado ejecute de manera firme lo que previamente se ha dictaminado en tal alta instancia.

 

Es absolutamente inaceptable que los españoles tengamos que rescatar una vez más, por enésima vez, a una región cuyos dirigentes han dilapidado el dinero público de manera irresponsable, que haya familias condenadas a la miseria pero con la obligación de pagar impuestos que irán a parar a manos de estos traidores manirrotos, y que, a la vez, tengamos que soportar en silencio la amenaza constante de ruptura de la unidad nacional. No es, por tanto, que haya que elegir entre el dinero y la independencia: es que tendrán primero el dinero y después, si nadie lo evita, la independencia.

 

De manera que, a fuerza de caer a veces en una inevitable repetición, sí es necesario desde los medios de comunicación que, por suerte, no estamos bajo la dictadura de lo políticamente correcto, ni nos debemos a oscuros intereses partidistas, reiterar que Cataluña es parte inseparable de España no porque el TC diga que es ilegal hacer allí una consulta separatista; sino porque, como les dije en su día, es inoperante el órgano fuera del cuerpo al que pertenece. Ya hemos visto lo que ha hecho Rusia con las leyes vigentes. Si no somos capaces de poner en valor un discurso coherente sobre la indestructible unidad de nuestra Patria, esos mismos legajos que el Sistema propone contra el separatismo les servirán en bandeja lo que desde hace tanto tiempo persigue.

 

Y preguntamos hoy a los oyentes de Sencillamente Radio: ¿cree Vd. que el nuevo concierto económico que Rajoy va a ofrecer a Mas conseguirá aplacar su ansia separatista?

 

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Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, Internet: http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.