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Categoría: Artículos
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INMIGRACIÓN

Los que me conocen bien saben, y ustedes desde hace ya bastante tiempo me conocen bien porque soy transparente en el micrófono, que no sigo a ningún líder político, ni de España ni de fuera de España. Yo ya solamente sigo a Jesucristo, y en la medida en que es su máximo representante en la Tierra, también al Papa. Los políticos, salvo alguna honrosa excepción que no está, desde luego, en el Parlamento, me producen aburrimiento, decepción y una incurable y sanísima desconfianza periodística y humana. No me fío de ellos y por eso no sigo sus criterios, ni mucho menos aún sus consignas.

 

Y como sólo sigo ya al de Nazaret, y el de Nazaret nos dejó dicho que teníamos que amarnos los unos a los otros, y que todos los que aquí estamos, en este mundo, somos hermanos, yo les confieso que veo, o intento ver, en cada persona que sufre, en cada necesitado, y en cada inmigrante que llega a nuestras costas, a un hermano. Tampoco me engaño. Sé que la mayoría de los subsaharianos que vemos llegar exhaustos, otros más enteros, la mayoría aturdidos y nerviosos, a nuestra frontera sur, llegan de la mano de las mafias que controlan casi toda la inmigración ilegal. Aunque, por el hecho de ser así, no tiene por qué ser menor el sufrimiento de los que vienen.

El problema de la inmigración, que es difícil de resolver, se convierte en definitivamente irresoluble cuando por medio meten sus patas los políticos, los de uno y otro signo. Un tema que es, de por sí, muy complicado, los principales partidos del sistema, y sus líderes, lo retuercen, lo manipulan, lo presentan de manera que les sea rentable electoralmente, y lo que menos les importa, insisto a unos y a otros, es la suerte que puedan correr esos infelices. Les importa el voto, y son capaces de decir las mayores majaderías, las demagogias más obscenas, con tal de conseguir sus objetivos.

Por eso, al plantearles este complejo asunto, voy a abstraerme con toda intención del argumentario de todo a cien que nos suelen ofrecer PP y PSOE, y voy a intentar analizar las principales claves del asunto.

En primer lugar, hay que decir que la inmigración ilegal debe ser controlada por los países. No puede haber una inmigración ilegal libre, como plantean irresponsablemente las izquierdas. Tiene que haber un control, primero en los países de origen, y también, naturalmente, en los de destino. Y debe cumplirse la legislación vigente al respecto, mientras no haya otra nueva. En ese sentido, la campaña de desprestigio y el injusto ataque que ha sufrido la Guardia Civil, como institución, desde las filas del PSOE, IU y algunos separatistas resultan especialmente repulsiva y abyecta.

En segundo lugar, tampoco el discurso liberal, y en ocasiones también el xenófobo, que plantea la cuestión en términos racistas, como si el hecho de que lleguen personas de otra raza, extremadamente pobres, a poner en riesgo nuestra comodidad occidental, me parece una postura razonable, además de considerarla profundamente inhumana. Todos los hombres y mujeres que estamos en este planeta, por ser hijos de Dios, tenemos la misma dignidad. Exactamente la misma. Por tanto, a esas personas que llegan, muchas sin saber muy bien a qué, otras huyendo de la persecución o el hambre, y muchas engañadas por unos malnacidos que quieren hacer negocio con ellos, a esas personas, digo, hay que tratarlas como a personas y no como a perros. Hay que socorrerlas, ayudarlas, curarlas, y después, si han de volver a su lugar de origen, que vuelvan.

La gestión que del asunto está haciendo el ministro Fernández Díaz no parece que sea la más diligente, si bien le reconozco al titular de Interior que no es fácil acertar en medio de un discurso general tan absolutamente enloquecido y demagógico. Su manera pusilánime de tratar la cuestión, acudiendo a lugares comunes en vez de coger el toro por los cuernos y tomar las medidas que se deben tomar nos hace pensar que este ministro, por este asunto y por la nefasta gestión de la política antiterrorista, debe pasar a la reserva con urgencia.

Ni la Unión Europea puede lavarse las manos en este asunto, ni Marruecos y Mauritania pueden seguir colaborando, con su inacción y desvergüenza, a que el problema siga siendo exclusivo de España. Hay 80.000 personas, según los servicios de inteligencia, esperando la ocasión de saltar la valla de Ceuta y Melilla, y evidentemente ni las famosas concertinas, ni las vallas antitrepa que se acaban de colocar, ni siquiera la presencia (necesariamente escasa) de agentes de la Guardia Civil van a poder impedirlo si antes no se tomar medidas preventivas.

Pero insisto: ni con demagogias, ni con discursitos electoralistas, ni con frasecitas políticamente correctas para quedar bien delante de los potenciales votantes se arregla absolutamente nada. Hace falta seriedad, sentido común, respeto a las leyes vigentes..., y por qué no decirlo, un pellizco de ternura. Una mirada como la que tenía Cristo cuando contemplaba la tristeza, la persecución o el dolor ajeno. Una mirada desde el fondo del corazón, que nos haga ponernos también en la piel de los demás. Con todo ello, es posible que logremos evitar desgracias como las que estamos viendo en los últimos meses.

Y pregunto a los oyentes de Sencillamente Radio: ¿consideran que el Gobierno está acertando en la gestión del problema de la inmigración en España?

 

 

 

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 presentador de Sencillamente Radio

  

Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, Internet: http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.