Les decía yo a los oyentes de Radio Inter esta semana que el Debate del Estado de la Nación se ha convertido, en los últimos años, en una mera cuestión pugilística. Todo el interés del debate consiste en saber quién tiene más pegada, quién atiza más fuerte, quién es capaz de sacar a su rival del estado semi-vegetativo en que suelen estar habitualmente Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. Recordarán Vds. que hace unos años no era así. Antes era un Debate esperado y mayoritariamente seguido por radio y TV. Hoy, España ha cambiado a peor y estos debates han perdido realmente cualquier gracia que pudieran tener.
No me lo invento yo, les doy cifras y datos: la intervención de Rajoy, el martes por la mañana, fue seguida por un total de 73.000 espectadores. Sí, sí, han oído bien, no nos hemos equivocado: un ridículo 1,2% de cuota de pantalla en ese momento. Por la tarde, tras el discurso de Rubalcaba y las réplicas y contrarréplicas, la audiencia subió un poco, hasta el 1,6%. En todo caso, muy lejos de los más de 2 millones 200.000 personas que siguieron, en 1995, el choque parlamentario entre Felipe González y José María Aznar.
Los anuncios económicos que ha hecho Rajoy en el debate, y que no se cree casi nadie por la sencilla razón de que la mentira se ha instalado de forma perenne y desvergonzada en la vida pública española, son, además, absolutamente menores en número y en importancia. Tal y como está el país, con un paro que no baja significativamente (como reconoció el propio presidente), y con una economía que tampoco crece lo suficiente, quedarse en una "tarifa plana" de 100 euros a la seguridad social para animar la contratación, y en una exención fiscal para los pocos que cobran menos de 12.000 euros al año, se nos antoja, la verdad, muy poca cosa. Demasiado poca cosa.
Lo que España está esperando, y muy especialmente quienes votaron al PP el 20 de noviembre de 2011, es una bajada generalizada de los principales impuestos, unos planes ambiciosos de ayuda a los emprendedores y menos trabas para que los autónomos puedan reflotar sus negocios tras la asfixiante crisis que hemos padecido y seguimos padeciendo. En resumen, políticas liberales para un partido que presume de liberal, pero que sólo lo es en lo que no tiene que serlo, es decir, en materia moral y de valores. En la economía, Rajoy se nos ha revelado como un socialdemócrata que cree bastante más en el papel del Estado que en el de la iniciativa privada.
Lo cierto es que el presidente del Gobierno solventó sin grandes apuros el Debate del Estado de la Nación de este año, sin duda gracias a que enfrente no tiene otra cosa que un líder de la oposición que es un verdadero cadáver político, y una serie de personajillos, de diversa tendencia, a cual más estrafalario y disparatado, sólo con alguna honrosa excepción. Cada vez que Rubalcaba criticaba a Rajoy, incluso aunque tuviera razón en el fondo del asunto, el presidente tiraba de archivo y le recordaba alguna calamidad del pasado, bien en su glorioso periodo como portavoz del Gobierno de los GAL, bien como lugarteniente y hombre de confianza de Rodríguez Zapatero. El curriculum de Rubalcaba es para meterlo en un cajón y pedir la jubilación anticipada.
Por eso les decía que dicho Debate ya sólo tiene ese interés, un poco morboso, de ver quién le atiza más fuerte a quién, y si el que pierde se desloma o resiste. Una especie de velada de boxeo verbal, eso sí, con dos sosainas de cuidado, cada cual con su estilo, y en medio de un parlamento en el que la mayoría de los diputados se entretenían con sus teléfonos móviles, no sé si jugando al ahorcado o viendo las revistas que le gustan al ínclito Revilla. En todo caso, absolutamente prescindible y, como hemos visto, sin el menor interés para la inmensa mayoría de los españoles.
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Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, Internet: http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.