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Categoría: Artículos
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Como este país es un absoluto cachondeo, es berlanguiano, absurdo, ilógico, de chiste...Como cada cosa que ocurre es un poco más esperpéntica que la anterior, de lo que se ha venido hablando durante toda la semana pasada, más que de atisbar soluciones para la actual crisis económica que está llevando a muchos españoles a desayunar en los cubos de la basura, es de la posibilidad, remota o no eso ya lo veremos, de que el ex presidente José María Aznar regrese a la política activa. O sea, dicho en cristiano: que vuelva para ser candidato del PP a la presidencia del Gobierno si finalmente Rajoy se calcina a sí mismo (políticamente) a base de meter la pata.

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Porque Aznar concedió una entrevista el pasado martes a la periodista Gloria Lomana, de Antena 3, que estuvo acompañada por Victoria Prego y por el siempre beligerante Marhuenda. Beligerante con la realidad, me refiero. Cuando la directora de los informativos de la cadena de TV preguntó al ex presidente si estaría dispuesto a volver a la primera línea política, el presidente de la Fundación FAES respondió: "Nunca he eludido mi responsabilidad, cumpliré con mi responsabilidad, con mi conciencia, con mi partido y con mi país, con todas sus consecuencias". O sea, que sí. Que estaría más que dispuesto a volver. Encantado de volver, diría yo en interpretación libre.

El ex presidente, que sigue teniendo entre los votantes de la derecha una más que aceptable buena imagen, mostró en distintos momentos de la entrevista su distancia afectiva con Rajoy. Por ejemplo, cuando confesó que, desde que el PP ganó las elecciones en noviembre de 2011, sólo ha hablado de política una vez, en profundidad, con el actual presidente del Gobierno. Al preguntarle Lomana si se arrepentía de haberlo nombrado "a dedo" como candidato a la presidencia del Gobierno en 2003, en lugar de Rodrigo Rato, Aznar no respondió que no. Y ya saben ustedes a qué equivalen dos negaciones seguidas. 

Pero la distancia no es sólo afectiva. Aznar recordó a Rajoy su obligación de cumplir un programa electoral con el que ha obtenido la mayoría absoluta más holgada de la democracia, y en concreto, la urgencia de bajar los impuestos para reactivar una economía, la española, que en estos momentos está muerta, esclerotizada. La respuesta la tuvo Aznar al día siguiente en boca de los dos ministros económicos del actual Ejecutivo, De Guindos y Montoro. Ambos coincidieron en que, de momento, "no hay margen" para disminuir la asfixiante presión fiscal sobre los ciudadanos.

Si quieren mi opinión sincera, creo que la distancia ideológica entre Aznar y Rajoy equivale a la milésima parte de un milímetro. La única diferencia sustancial que encuentro entre ambos tiene que ver con el carácter y la personalidad. En sus ocho años de gobierno, Aznar hizo algunas cosas bien y muchas mal. Algunas de las que hizo mal son cuestiones cruciales no sólo para España sino para la civilización occidental. Por ejemplo, no derogó la ley abortista de 1985, perpetrada por el PSOE, que ha costado 100.000 vidas al año de niños inocentes. Tampoco tuvo con los separatistas catalanes y vascos la firmeza que cabría esperar de un presidente "de derechas". 

Pero es verdad que el ex presidente se encontró una España arruinada (quizá no tanto como la de hoy), y consiguió hacer visible un cambio de rumbo que, si bien ya había comenzado antes, se consolidó gracias a la rebaja de la carga impositiva de los españoles. Se propició, eso sí, una "cultura del ladrillo", muy fecunda en el momento, pero como hemos visto después tremendamente dañina a largo plazo. Luces y sombras. Aunque en el electorado de la derecha, la sensación general es que Aznar ha sido el mejor presidente del Gobierno de la democracia hasta el momento. 

Rajoy, en cambio, se ha encontrado un país en una situación agónica, y ha tomado una serie de medidas muy impopulares, necesarias según su criterio, pero discutibles desde muchos puntos de vista. Su decisión de no reducir el gasto público, para no acabar con el chiringuito autonómico y el despilfarro de los 17 reinos de taifas, tiene una consecuencia terrible: el fin de los pocos ahorros de la ciudadanía, esquilmados por el poder, empujando a miles de familias a la pobreza, y generando una tensión social que va en aumento. Nos pide paciencia..., pero la paciencia se acaba.

Así las cosas, si la economía no remonta antes de un año, si se siguen cometiendo tropelías y barbaridades como la excarcelación de asesinos etarras o la elaboración de una nueva ley abortista, si no se frenan las ansias separatistas de Artur Mas y Urkullu, si se sigue deteriorando la calidad educativa y los recursos de la sanidad pública...Llegarán las próximas elecciones, y quizá, sólo quizá, el PP se encuentre con un pequeño problema: que su anterior candidato, el gallego Rajoy, se les ha carbonizado.

Si eso ocurriese, quien les habla tiene claro que habría tres opciones: José María Aznar, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón. Los dos últimos tendrían que superar muchos obstáculos para poder ser candidatos. Posiblemente, obstáculos insalvables. Ambos han dejado demasiados enemigos por el camino, enemigos que siguen vivos. Aznar regresaría para intentar subir la moral del electorado liberal-conservador y revalidar una victoria en las urnas antes de que el PSOE vuelva a convertirse en partido político.

 

 

Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 11:30 horas en esa emisora en el 918 de AM, Internet: www.radiointer.com ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.

 

Todos sus editoriales los podéis encontrar en el siguiente enlace de nuestro foro TNS :

 

http://tns.mforos.com/1022048/10861765-editoriales-de-rafael-nieto-en-sencillamente-radio/