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Hispanidad significa universidades, catedrales, escolanías, hospitales, puentes, caminos, escritura, cultura, religión, Dios... España lleva a América Roma, Grecia, tecnología, transporte rodado…, para los indios lo que es una auténtica civilización. España también se benefició de las muchísimas bondades de las tierras americanas. De uno y otro lado se tuvieron que superar momentos difíciles. La hispanidad, además del descubrimiento de América para Europa y de Europa para América, también significa mezcla y creación de nuevas razas, pero para que todo fuera posible también hubo que acabar con algunas barbaridades y aberraciones de los aborígenes de aquellas tierras.

 

Y ahora resulta que desde México un masoncete con voz de curilla timorato se dedica a lanzar rebuznos contra los españoles. Pero también resulta que el masoncete es nieto de un español nacido en Ampuero (Cantabria) y bisnieto de un guardia civil de baleares. Su nombre y apellidos lógicamente españoles: Andrés Manuel López Obrador. Hablando de descendencia, ¿sabrá el masoncete renegado de sus orígenes que un descendiente del emperador azteca Moctezuma II fue el fundador de la guardia civil española?. Sí, el primer picoleto era pariente directo, aunque lejano del emperador Moctezuma, que murió apedreado por sus propios súbditos aztecas. Eso sí que es hispanidad total; un mexicano descendiente de españoles y un español descendiente de mexicanos. Y como todo parece que queda en familia, no está de más recordar al masoncete que en muchas aldeas de México a su paso se adornan con carteles en los que se puede leer: “somos los descendientes de los que no se pudieron comer los aztecas. Gracias España”. ¡Ahí queda eso!

 

Tampoco está de más recordarle que las verdaderas matanzas habidas en México fueron hechas por gobiernos masones que se hicieron con el poder y se sucedieron después de la separación de México con el resto de España. Vamos a citarles unos cuantos presidentes y gobernantes: Benito Juárez, Agustín Iturbide, Antonio López de Santa Anna, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles (exterminador de católicos), Lázaro Cárdenas y así hasta Luís Echeverría el asesino de la plaza de las tres culturas de México D.F., eso sin olvidar a los bandidos Emiliano Zapata y Doroteo Arango, más conocido como Pancho Villa.

 

Según el historiador y profesor mexicano Zunzunegui: “pedir disculpas por la conquista es tanto como pedir disculpas por la existencia de México”.

 

Desde otro lugar de Hispanoamérica, Venezuela, un magnífico ejemplar de paquidermo borricamente marxista, lanza los mismos rebuznos que el borracho mexicano; lógicamente el paquidermo también de origen español, su nombre es Nicolás y sus apellidos Maduro Moros.

 

También pretendemos recordar a tan grotesco personaje, amigo de ricachones comunistas españoles y venezolanos, residentes tanto en Venezuela como en España, que según narra el gran cronista Pedro Cieza de León en tierras de las actuales Colombia (derivada de Colón) y Venezuela (diminutivo de Venecia), existían numerosas aldeas en las que sus aborígenes recibían el nombre en su lengua de chibchas (que quiere decir simplemente pobladores). Los Chibchas en todos sus ritos utilizaban a niños a los que, una vez sacrificados como ofrenda a los dioses, les devoraban con sumo placer. Tan amables indios solían salir de caza de humanos a los poblados vecinos y una vez muertos y descuartizados eran vendidos los trozos de sus cadáveres en los mercados de las aldeas.

 

Otra constante que tenían los Chibchas era la de robar mujeres, que eran tratadas como ganado que dejaban preñadas. Cuando parían criaban cebando a los niños y en cuanto que cogían un poco de peso a temprana edad les devoraban. Se comían a sus propios hijos.

 

El nombre de Caribe proviene de unos indios antropófagos llamados Arawak-caribas y de caribas derivaron los españoles la palabra caníbal, que en algunas de sus aldeas los aborígenes solían pasar a los cadáveres humanos por el fuego antes de comérselos. Esta comarca era conocida por los propios indios aldeanos con el nombre de Barbacoa. Ni que decir tiene que ahora llamamos con ese nombre a las parrilladas de carne animal.

 

Creemos que con esto es suficiente.

 

Ninguna nación europea se responsabilizó de su deber cristiano hacia los pueblos nativos tan seriamente como lo hizo España

Firmado: Lewis Hanke (historiador estadounidense).

 

Carlos Rodríguez