Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado
 

 

¿Quién defiende hoy en día al trabajador? Partimos de la base que el trabajador necesita ser defendido. Sin sindicatos o sin voces parlamentarias comprometidas con el currante, quedaríamos al albur de los intereses de los empresarios, unos seres, casi su gran mayoría, que siempre buscan el enriquecimiento personal sin tener en cuenta ninguna cuestión moral. Por tanto, lo niegue quien lo niegue, siempre habrá un conflicto de intereses entre estos dos particulares elementos: el trabajador y el empresario. División y enfrentamiento que hay que superar, no debemos quedarnos en ese rencor o ese odio que no conduce más que a la podredumbre social que se ha experimentado a lo largo y ancho del mundo donde se ha puesto en práctica.

 

No debemos de olvidar que sin trabajadores no hay negocios y sin negocios no hay consumo. Por tanto, incluso los más hiper capitalistas deberían tener muy en cuenta los derechos de los trabajadores para conseguir su paraíso terrenal. No se puede construir una sociedad sana sin blindar los derechos de sus trabajadores. El primer síntoma de una nación abocada al colapso, es el maltrato a sus obreros. Vivimos en el mundo en el que los perros tienen muchos derechos y los trabajadores son tratados como perros. Cada vez menos condiciones favorables, menos derechos, salarios más bajos, más horas, menos indemnización, menos valoración del trabajo, menos trabajos dignos… y la vida más cara, más impuestos, más tasas, más multas, más cara la hipoteca o el alquiler, menos metros cuadrados, menos tiempo para disfrutar o estar con tu familia… este es el panorama laboral europeo y español. Paro estructural de más del 10%, con cifras ahora del 15% con más de 2 millones 700 mil parados. Paro juvenil del 35%, el mayor de Europa. Unas cifras que no son tolerables y que casi ningún partido busca erradicar o al menos aspirar al pleno empleo.

 

Tenemos una izquierda empeñada en defender a unas minorías, mucho menos víctimas del sistema que los trabajadores y a una derecha que cree que dando la espalda a los trabajadores va a poder llegar al poder. La izquierda obsesionada con sus banderitas y la derecha en nombre de su bandera, dejan de lado el sentir de muchos obreros hartos de la explotación a la que se ven sometidos. Sueldos de miseria y trabajadores pobres tienen que elegir en la urna a partidos que están pendientes de todo, menos de ellos. La izquierda se llena la boca de un discurso sobre el papel obrerista, pero que, después legislando, se olvida de ello para invertir más en bolsas de votantes que se mueven más en redes sociales. La derecha ni siquiera plantea un discurso obrerista.

 

Se refiere a las “paguitas” a lo que son prestaciones o ayudas para que un trabajador en situación de vulnerabilidad salga adelante. Habla de “vagos” o “vividores” cuando se refiere a los parados o a personas con dificultades para encontrar una estabilidad laboral. Blasona del “esfuerzo personal” o de la “meritocracia” cuando a ellos se lo dan todo hecho, pero piden más explotación y menos derechos para el que de verdad no ha tenido la palanca familiar o social para vivir tan bien como ellos. Defienden al empresario haga lo que haga, sin tener en cuenta los beneficios, en ocasiones millonarios, que a veces generan, pero desprecian al trabajador cada vez que levanta su dedito para reclamar algún derecho que nadie le puede arrebatar pero que el empresario de turno sí le ha arrancado para él tener mayores beneficios. Una derecha clasista y egoísta y una izquierda perdida y en ocasiones multimillonaria, que muchas veces votan unidos, en la UE más del 80%, para echar por tierra las condiciones sagradas que todo trabajador debe tener.

¿Cuáles deberían ser esas condiciones? Pues por ejemplo las que se tuvieron en época de Girón de Velasco siendo ministro de Trabajo del Gobierno de España:

 

  • Trabajo para todo español, adaptado a sus condiciones y su cualificación. El Estado debe velar por su participación activa en el mercado laboral, garantizándole un puesto en cualquiera de los sectores y que le garantice una estabilidad vital.
  • Salario digno. Un salario correspondiente a su rango, a su cualificación, a su situación personal y a la situación del mundo que le rodea. Un salario que pueda garantizarle abastecer a su familia de lo necesario y tener la oportunidad de vivir sin grandes vicisitudes.
  • Salario mínimo interprofesional decente. No podemos pretender que el acuerdo entre la gacela y el león, sea lo que marque el sueldo de un individuo. El Estado debe garantizar un mínimo de salario para que alguien pueda prosperar.
  • Despido con indemnización justa, 40 días por año trabajado. Basta ya de despedir con una palmadita o un beso al trabajador que ha estado luchando por una empresa un tiempo determinado. Ese trabajador ante el “shock” del despido, necesita una indemnización y una estabilidad que debe cubrir la empresa, para que ese obrero consiga pronto un empleo y en ese tiempo de búsqueda, sepa que tiene garantizado un dinero que él se ha ganado.
  • Derecho a PARO de dos años. Es necesario que el trabajador tenga garantizado un sueldo público el tiempo que se encuentre desempleado. Es importante que el SEPE sea capaz de encontrar más puestos de trabajo para parados.
  • Vacaciones garantizadas. 30 días de descanso es fundamental para que un trabajador pueda disfrutar de su tiempo y de su familia durante un periodo vacacional.
  • 2 días de descanso a la semana y posibilidad de que fueran 3. Es lamentable que después de haber vivido el Neolítico, la Edad de los Metales y todas esas épocas, ahora trabajemos más. El empleado necesita días de descanso para realizarse como persona.
  • Jubilación a los 65 años garantizada con posibilidad de adelantarla o retrasarla, según las condiciones de su empleo. Es muy importante defender nuestro sistema de pensiones, siendo estas dignas y de calidad. Si el trabajo es muy duro proponer jubilaciones adecuadas a la edad en la que ese obrero debe dejar de desempeñar su función, y si el trabajo es más ligero, dar la posibilidad al trabajador de elegir cuando jubilarse. Nada de sistemas mixtos ni copagos de la pensión. Lo privado no debe existir en algo tan importante como las pensiones.
  • Vivienda, sanidad y educación de sus hijos, garantizada. Fundamental esta cuestión. Un trabajador debe tener cubiertas sus necesidades más básicas, y o bien el Estado o bien su empresa deben garantizarle estos tres pilares: una vivienda digna para él y su familia, una sanidad que pueda curarle y asegurarle sus bajas, y una educación de calidad para que sus hijos se formen y sean buenos trabajadores el día de mañana.

 

Estos y otros derechos deben ser más que sagrados y defendidos a capa y espada por los afectados. Sea el PSOE con sus recortes en el año 2010 o sea el PP con su reforma laboral, la cual Yolanda Díaz solo ha maquillado, debemos exigirles responsabilidades y protestar contra los culpables de la de pauperización de nuestros empleos. Exigir a la izquierda que deje sus delirios LGTBI, sus milongas climáticas, sus complejos nacionalistas y su fomento de la inmigración ilegal; y a la derecha su “meritocracia” inventada, su clasismo patológico y sus complejos ante el poder y la oligarquía del IBEX o europea. Que dejen todo aquello y se acuerden del obrero español.

 

Josué Cárdenas