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Así es como se construye un relato repugnante. No por lo que el cabronazo de Fermín Muguruza diga o haga. Él es un tipo repulsivo, filoetarra de toda la vida, militante del entorno político de la banda asesina y cantante en Kortatu y por tanto un tipo despreciable pero fiel a su condición de apoyo a la causa separatista y asesina de ETA, con la que comulga.
  
El problema no es él. El problema es lo que se hace alrededor de él con toda la falta de pudor que rezuma, por ejemplo, el presentador de la gala. Un tipo que, al ser preguntado, no tiene el más mínimo problema en ensalzar el “arte de Muguruza, defender la libertad de expresión del susodicho proetarra y sorprenderse por que 13 años más tarde del último asesinato, alguien se refiera a ETA "como si existiera”.
 
Muguruza, que fue candidato al parlamento europeo en las listas de Euskal Herritarrok y que estaba nominado a un Goya que finalmente no ha obtenido, presentaba una película que rememora nada más y nada menos que la fuga de Martutene de ”Pikabea” y de Sarrionandia “Sarri”, siendo este último el que da nombre al tema de Kortatu “Sarri, Sarri” que hace de banda sonora de su infecta película.
 
Un etarra fugado en 1985 y que permaneció escondido en Cuba durante casi 40 años hasta que prescribieron sus causas sin que volviera a pasar por una prisión a cumplir los 27 años a que fue condenado, pero que no le impidió, impúdicamente, ser agraciado con varios premios literarios durante lo que el llama “exilio”, entre otros con el premio Euskadi de literatura bajo el gobierno de Patxi López.
 
Antonio de la Torre, que tan modosito aparece en esta entrevista, haciéndose el loco, ofreció a Muguruza cantar el Sarri Sarri, si resultaba ganador del Goya, lo que finalmente no ocurrió, gracias a Dios, pues el propio filoetarra había anunciado un discurso al que venía “con el hacha afilada” en clara alusión al emblema de la serpiente.
 
Un film en el que, como digo, se enaltece a dos etarras asesinos fugados.
 
Pero quien abre las heridas, según este excremento, somos los demás “como si ETA, siguiera existiendo”, y no el filoetarra que lo convierte en el centro de su película.
 
A eso llama este cabrón libertad de expresión. A poder ciscarte en las víctimas con regodeo, tachando a estas de intolerantes.
 
Son 400 casos casi los que aun no se han resuelto, por los que nadie ha pagado un solo día de condena y de los que muchos estaban a punto de prescribir, de no mediar una ofensiva jurídica reciente por parte de Daniel Portero.
 
Pero para Antonio de la Torre esto es agua pasada y libertad de expresión.
 
Lástima que nadie le haya preguntado por la Ley de Memoria Democrática, que persigue de pensamiento, palabra y obra, acontecimientos acaecidos hace casi un siglo, cuando ninguno de los precursores de la ley - ni por supuesto el propio Antonio de la Torre - habían nacido.
 
De lo otro sí. De lo otro estamos vivos los hijos, las esposas, las madres, los hermanos, los padres, los compañeros, los amigos y, mucho más obvio, muchos de los heridos y mutilados por ETA, como el caso más conocido de Irene Villa.
 
Están vivos muchos de los desplazados fuera de Vascongadas para poder seguir viviendo. Están vivas las víctimas que han tenido que enterrar a sus hijos fuera de Vascongadas, fuera del territorio vasco, porque su tumba es hoy profanada. Están vivas las víctimas familiares de quienes recibieron una baldosa en San Sebastián, por ejemplo, con su nombre y la fecha de su asesinato y han sido profanadas y vandalizadas por tres veces hasta el momento.
 
Y sobre todo están vivas, o muriendo en vida, las víctimas directas que tienen que convivir con los asesinos libertos y reintegrados a sus localidades, en sus mismos pueblos, barrios, calles, casas y hasta portales.
 
Pero tranquilo, Antonio. También estamos vivos tipos como yo, con una memoria de elefante para algunas cosas, dispuesto a demostrarte y recordarte, ahora y siempre, que ETA sigue viva, sentada en las instituciones, cogobernando y dictando nuestros designios. Y lo seguiremos haciendo ahora y siempre, aunque te resulte molesto.
 
Miserable.
 
 
Martín Ynestrillas
 
 
Nota de la Redacción
 
Esta es la información a la que se refiere Martín Ynestrillas en su articulo