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Categoría: Artículos
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Hay un tema recurrente. Un tema que, su simple enunciado, te sitúa automáticamente en el redil de los indeseables piojosos antisistema. No es otro que la nacionalización de la banca. Es tanto como decir que Dios no existe en el cónclave de sucesión del Papa; te echan de allí, seguro. La herejía liberal es muy grave.

 
Lehman Brothers, Goldman Sach o Merrill Lynch no son Boeings estrellándose contra las Torres Gemelas de Nueva York; son bombonas de butano en una corrala del XIX en un viejo barrio castizo. No son anomalías del sistema bancario, rarezas en la segura profesión de prestamista, ni víctimas de un momento puntual de la historia y de la insaciable voracidad de enriquecimiento de un grupo de negratas en una zona residencial con pistas de bascket y canastas para negratas. No, Lehman Brothers, Goldman Sach, Merrill Lynch, Bankia, CajaSur, Caja de Ahorros del Mediterráneo y tantas y tantas otras entidades financieras son la esencia del sistema liberal capitalista, los patronos, los pistones del motor de combustión de la economía de mercado.
 
No vamos a analizar una vez más la crisis de las subprimes porque sitios hay a patadas en internar para conocer los antecedentes, los hechos y las consecuencias de una crisis de proporciones globales.
 
Pero en una economía inmoralmente globalizada, lo que sucediera en EEUU tendría repercusión, naturalmente, en una pequeña, acomplejada y seguidista economía española, empeñada en aquellos años en copiar cuanto pudiese la economía del hermano americano. Que allí se concedían créditos sobre el 100% o más de la tasación de un inmueble, aquí, en plena fiebre de especulación inmobiliaria, en el reino del ladrillo, las hipotecas se hacían a 40 años y sobre las tasaciones más disparatadas, sin importar la capacidad real de endeudamiento del comprador. Así, una vez que reventó la burbuja, España destapó un agujero que se tragaba toda posibilidad de recuperación a futuro y se ponía a la cabeza de los países más endeudados del mundo.
 
De la misma manera que hablamos de la crisis subprime, empezamos a hablar de la prima de riesgo. Muchos no sabíamos lo que era y algunos seguimos sin saberlo. Luego el que si te rescato, que si no te rescato; que Alemania esto y Alemania lo otro...y los recortes, los brotes verdes y la luz al final del túnel.
 
Es la mentira liberal para tenernos entretenidos y no analizar en toda su extensión una realidad: los bancos crearon una crisis de la que obtuvieron beneficios. Conclusión: no fue una crisis ni económica ni financiera; fue una estrategia comercial. La miseria, el hambre y la ruina que han dejado a su paso son el resultado de la rapiña perpetrada por los que planificaron los escenarios de crisis.
 
Cuando cayó el sistema (aparentemente), hubo incluso líderes mundiales, como el presidente de la República Francesa entonces, Nicolas Sarkozy, que afirmaron que había que ir a una refundación del capitalismo, que hablaron de crisis del sistema liberal capitalista. Empezamos a hablar del sistema financiero como sector estratégico y, como tal, susceptible de ser tratado con guante blanco, esto es: rescatable. No podíamos dejar que los bancos asumiesen el coste de su usura porque eso supondría tener que cerrar, dar quiebra. La quiebra de un banco no podía ser tratada como la quiebra de la industria energética o metalúrgica (para entonces, los sucesivos gobiernos democráticos ya se habían encargado de que la industria pesada estuviese en manos privadas -la rentable- o desaparecida -la deficitaria). Su caída suponía el colapso del sistema, que la pequeña y mediana empresa no recibiese el crédito que necesitaba para su funcionamiento, que los particulares no pudiesen seguir endeudándose y consumiendo. Dado el relevante papel que le tocaba asumir, todos aceptamos lo inaceptable: había que rescatar a la banca.
Para sanear el sistema financiero el Gobierno se puso el traje de árbitro y montó el Sareb, banco malo, contenedor de la basura tóxica de depósitos impagables. Y empezó a financiar con ese Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria a las miles de cajas, bancos y fondos de inversión que aportaban luminosos a nuestros bajos comerciales. Primero sacamos del pozo a Caja Sur; la última fue Bankia, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid que, allá por el XVII fundase el Padre Piquer para alivio de menesterosos y que se había convertido, de la mano de enchufados niños pera en patio de monipodio para trapicheos electorales, pago de favores y Gürtels varios. Los políticos ayudaban a quienes les habían ayudado y financiado juergas y mariscadas democráticas. El Estado tomaba las riendas de las sociedades díscolas para, con el esfuerzo de todos, nacionalizando la deuda, sacarlas a flote. Se nos decía que era para el bien de todos. Todos hemos contribuido con nuestros esfuerzos a hacer rentables sus cuentas de resultados. Pero, a cambio de qué?
 
Todo tendría sentido si el 'Banco Nacional' hubiese servido para garantizar el crédito y el flujo de capital para mover la maquinaria patria. Pero no era ese el fin. El fin, en realidad, era volver a hacer atractiva la empresa y poder cedérsela a algún amigo que pueda explotar los beneficios. En definitiva, que se pueda volver a soñar con un nuevo renacer del ladrillo, de la financiación de hipotecas, del sueño de la especulación inmobiliaria. Los bancos, en el sistema capitalista, no están hechos para crear riqueza sino para amasarla. El paraíso capitalista es el paraíso fiscal del dinero negro en sociedades opacas en islas del Caribe. Es la cueva del tesoro del pirata Drake. Es el jet privado de uno a costa de la miseria y el desahucio de miles.

Juan Manuel Pozuelo

 

Juan Manuel Pozuelo es el director del programa “Lo Hablamos el Sábado” de Radio Inter programa que se emite en directo todos los sábados de 12h a 14 h en Radio inter, y se puede escuchar en Madrid en el 918 de AM y en el 93.50 de FM  y en internet en http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter así como en la TDT. En este espacio radiofónico el Sindicato TNS tiene sección propia (TNS tendrá sección propia en el programa “Lo hablamos el Sábado” de Radio Inter) que se suele emitir en la primera parte del programa, a partir de las 12 horas.