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Como españoles, como falangistas, tenemos muy claro que lo que creemos es en el Estado cuya forma sea la republica nacional sindicalista. Pero ya que ahora, por imperativo “constitucional”, padecemos como máxima jerarquía del Estado una monarquía, lo que exigimos a la misma es que ejerza su reinado con toda la dignidad y el amor a la Patria que se exige en una nación que se valora a sí misma. Que sean monarcas que se distingan por su espíritu de servicio, por su defensa del bien común y de la Unidad sagrada de la Patria, es decir, lo que defiende el nacional sindicalismo, la Patria, el Pan y la Justicia.

 

La historia de España está cuajada de grandes reyes, reyes unidos a su pueblo por el amor, el honor y el valor. Sin embargo, los antecedentes republicanos han sido nefastos para nuestra Nación, no tenemos más que recordar las sangrientas I y II repúblicas más recientes. Y ya que estamos, recordar también la huida cobarde del bisabuelo del actual Felipe VI, Alfonso XIII, cuando ya el ambiente en España era de guerra y horror.

Hablando ya de reyes, empecemos con ellos, con la dinastía Borbón, una saga plagada de tarados, cobardes, bastardos… Remontándonos a Carlos IV, a su hijo Fernando VII, a la Regente Isabel, a Alfonso XII, a Alfonso XIII, ninguno de ellos se ha caracterizado por ser uno de los grandes reyes que ha tenido España….y la cosa ha ido de mal en peor. El más reciente, el ya “abdicado” Juan Carlos I, el “campechano”, según los cortesanos de siempre, ha sido un compendio de todo lo peor, perjuro, golfo, avaro, traidor… vamos, todo un Borbón. Casado con una griega que, desde luego, ha hecho honor al gran teatro clásico griego de Sófocles, Eurípides, etc… o sea, ha sido una gran actriz que se ha dedicado a vivir su buena vida con una eterna sonrisa en la cara, aguantando las golferías de su regio marido y toda clase de humillaciones. Con cuernos sí, pero de oro, que es lo que importa para esta gentuza. Todo un ejemplo de familia.

En este ambiente hipócrita, en el que lo que importa es el negocio y llenar bien las cuentas bancarias utilizando la condición de familia real para enriquecerse de tal manera que su majestad saliente es en la actualidad una de las mayores fortunas mundiales, decíamos que en este ambiente se ha criado el actual monarca, Felipe VI. Eso sí, mucho inglés, mucha academia militar, mucho jugar con barquitos y aviones pero, por lo que vamos intuyendo, poco sentido de Patria ni de lo que debe significar ser rey de una gran Nación como la nuestra.

  • En su “celebrado” discurso, Felipe ha hablado de la constitución del 78, la “democrática” como si fuera la biblia, sagrada, incuestionable y de origen divino, cuando lo que es incuestionable es que esa constitución ha sido el origen de la mayoría de nuestros males actuales, el resultado de la puesta en escena de las traiciones de los demócratas de toda la vida, todos unidos (para esto sí han estado y están unidos) preparando el terreno para lo que después del 78 habría de llegar, la destrucción de España.

  • En su “esperado” discurso, Felipe ha hablado de libertad, de país, de democracia pero no de Patria, de Justicia social ni de dignidad nacional. Todo vale si es en nombre de la venerada democracia.

  • En su “difundido” discurso, Felipe ha hablado de historia, de la gran historia de España pero debe ser que para él, la historia de España empieza con su padre. No hubo un general llamado F. Franco gracias al cual Juan Carlos fue rey, no hubo una guerra civil que en realidad fue una cruzada, cruzada por la Patria y la Fe cristiana, pisoteadas por los enemigos de España. Y eso que se supone que la actual monarquía es católica, pero ni mención a Dios ni a los orígenes cristianos de esta antigua Nación.

  • En su “repetido” discurso, Felipe no ha nombrado, a pesar de ser su jefe, al ejército español. Claro, se supone que el ejército es garante de la Unidad de España y esta Unidad está sometida a la decisión de las urnas, todo por y para la urna.

Tristeza nos produce la esperanza que algunos ingenuos españoles han puesto en este relevo real, porque ya vencidos por la realidad corrupta de la monarquía saliente, esperaban un milagro, que de una familia corrompida por todos los vicios surgiera en la figura de Felipe el salvador de los grandes valores patrios. Pues no, de eso nada, de hecho, de su escudo real han suprimido, dicen que por imperativo de los asesinos pro etarras que ocupan puestos de gobierno, el Yugo y las Flechas. No sé si Felipe “el preparado” ha llegado a saber que esos son los símbolos de unos ejemplares reyes españoles, los Reyes Católicos. Y, curiosamente Felipe ha ensalzado en su tantas veces nombrado discurso de proclamación “la fraternidad y la Igualdad”, que suena mucho a revolución francesa y a masonería. Y como sabemos, la masonería es enemiga del cristianismo. ¿Algo que ver con la supresión en esta proclamación de toda ceremonia religiosa, de la Cruz..?.

En consecuencia, por desgracia, podemos terminar estas letras tal y como hemos empezado. Si alguien pensaba que con el nombre de Felipe VI volvería a nuestra Patria un gran rey para defensa de los fundamentos de una gran Nación…. NI ESTÁ, NI SE LE ESPERA.

ARRIBA ESPAÑA.