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POLÍTICOS PROFESIONALES

 

 

Esta semana he asistido a unas interesantes jornadas organizadas por la Universidad San Pablo CEU en colaboración con el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales para analizar el legado de Adolfo Suárez en la Transición. Lo más interesante de las jornadas ha sido reflexionar sobre el actual sistema político, y de qué manera se podría articular lo que podríamos llamar una "segunda Transición" para suavizar el enorme y creciente descontento ciudadano hacia la clase política y hacia el propio sistema.

 

 

Y una de las ideas que se barajó por parte de una de las ponentes fue la de acabar con la profesionalización de la política. Los españoles, que lo pasamos cada día peor para poder llevar un sueldo a casa, vemos con asombro e indignación cómo aquellos pocos afortunados que consiguen entrar en política a través de los partidos, una vez en ella, da en realidad lo mismo lo que hagan o dejen de hacer, porque nadie les pide cuentas, ni examina su labor, ni se juegan su posición ni su bienestar. Entrar en política en España es perpetuar una posición de privilegio en la que, lo único que cambia, es el sitio o el área de responsabilidad donde uno asienta las posaderas.

 

Esta semana hemos conocido, por fin, la lista definitiva del PP a las elecciones europeas. Como estaba previsto, la va a encabezar el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, seguido por Esteban González Pons, en un listado en el que aparecen otros veteranos miembros del partido, mayormente de los que habían quedado "descolocados" tras las últimas elecciones generales. Todos ellos, con seguridad, van a estar los próximos 4 años en el Parlamento Europeo, ganando unos sueldos de vértigo, consiguiendo además otros privilegios verdaderamente obscenos, y vegetando a costa del erario público para ver en qué puesto se reenganchan en la próxima legislatura. Dejarán de ser eurodiputados para ser ministros, secretarios de Estado, concejales, diputados autonómicos o consejeros de empresas afines. Todo está atado y perfectamente atado para que nadie de los nuestros se quede fuera del chiringuito institucional.

 

No estoy criticando al PP, ojo. Lo hacen todos. El PSOE, exactamente igual. IU, separatistas, UPyD, todos los partidos del sistema funcionan exactamente igual. Nadie se queda fuera, o al menos nadie de los que están fielmente pegados a la dirección, o dicho de otra forma más gráfica, de los que se instalaron en el peloteo al que manda, porque saben que ese lacayismo significa dinero y poder. Aunque sea a costa de despreciar de manera lamentable el mandato de representar a los ciudadanos que acudieron en su día a las urnas para votarles en una lista cerrada.

 

Las elecciones europeas son el próximo 25 de mayo, y tendremos tiempo para hablar largo y tendido de las candidaturas de los distintos partidos que se presentan, con la irrupción esta vez de otras alternativas, actualmente extraparlamentarias, que ojalá aporten una nota de frescura en un sistema tan absolutamente esclerotizado y previsible como el nuestro; tan perfectamente diseñado para la corrupción que luego, esos mismos políticos, dicen lamentar y combatir, desde una hipocresía verdaderamente lacerante.

 

Hoy quiero centrar este editorial en el problema de la profesionalización de la política: qué consecuencias tiene para España, qué significa para el funcionamiento de los partidos convertidos actualmente en verdaderas castas cerradas y herméticamente blindadas, qué efectos tiene en la inevitable conclusión de que la ciudadanía cada vez se siente más alejada, más decepcionada, menos concernida con la tarea política. Qué hacen, en realidad, estos politicos para poner solución a un problema que, no nos engañemos, puede terminar conduciéndonos a todos a un escenario convulso en el que podamos echar de menos algunas de nuestras actuales comodidades y certezas.

 

Y la pregunta que hoy hacemos a nuestros oyentes: ¿es posible acabar con la profesionalización de la política en España manteniendo las actuales instituciones y estructuras del poder?

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Rafael Nieto es el director del programa de debate “Sencillamente Radio” de Radio Inter de Madrid (programa que se emite todos los domingos de 08:30 a 12 horas en esa emisora en el 918 de AM, 93,50 de FM e Internet: http://www.intereconomia.com/oir-radio-inter ), y en el que participan habitualmente distintos militantes del Sindicato TNS.